Año: 2003. Producida por:
Jerry Bruckheimer (productor de cintas de acción como la mayoría de las
dirigidas por Michael Bay, y de series de televisión como la franquicia “C.S.I.”).
Director: Gore Verbinski (“El llanero solitario”). Intérpretes: Johnny Depp (“Descubriendo
Nunca Jamás”), Orlando Bloom (“El Hobbit”… ver crítica), Keira Knightley (“Descifrando
enigmas”… ver crítica), Geoffrey Rush (“El
discurso del rey”), Jack Davenport (“El talento de Mr Ripley”), Kevin McNally (“Valkiria”),
Jonathan Pryce (“G.I. Joe: La venganza”… ver crítica), Zoe Saldana (Gamora en “Los
Guardianes de la Galaxia”… ver crítica), Mackenzie Croos (Orell en “Juego de
Tronos”). Presupuesto: 140 millones de dólares. Recaudación: 654 millones. Premios:
entre otros, fue nominada a cinco premios Oscar, otros tantos BAFTA y el Globo
de Oro al Mejor Actor para Johnny Depp.
Franquicia: el
éxito de la primera entrega hizo que se plantease una trilogía completada con “El
cofre del hombre muerto” (2006) y “En el fin del mundo” (2007), que se rodaron
a la vez con el mismo equipo técnico y artístico. Lógicamente, a Walt Disney le
pareció una tontería dejar de hacer películas, máxime cuando la facturación de
las primeras entregas se contaba por miles de millones de dólares, así que en
2011 estrenó “En mareas misteriosas” (vercrítica), si bien sólo consiguieron convencer a Depp para que volviese. Este
mismo 2017, se estrenará la quinta película, “La venganza de Salazar”, con
Javier Bardem como némsis.
Sinopsis: el
capitán Jack Sparrow se ha quedado sin barco y, de paso, sin tripulación,
después de que su segundo al mando, el ahora Capitán Barbosa, se amotinase y le
dejase abandonado en una isla desierta, apoderándose de su navío, la Perla
Negra. Por todo ello, acude a Port Royal con la intención de hacerse con una
nueva embarcación, si bien acabará enrolándose en una nueva aventura junto al
herrero Will Turner, cuando los piratas ataquen el fuerte y secuestren a
Elizabeth Swann, la chica de la que Will está enamorado y que, equivocadamente,
parece tener algún valor para los antiguos compañeros de Sparrow. La realidad
es que la tripulación de la Perla Negra están malditos por haberse apropiado
del antiguo tesoro de Hernán Cortés, y ahora son, al tiempo, inmortales e
incapaces de sentir ningún tipo de placer.
Crítica: “Siempre
recordaréis este día como el día en que “casi” lográis atrapar al capitán Jack
Sparrow”. Os puede parecer increíble a día de hoy, pero hubo un tiempo en que “Piratas
del Caribe” era, para muchos, la crónica de una muerte anunciada. Una producción
destinada a convertirse en el mayor fracaso de Hollywood, superando incluso a “Waterworld”
(que si no me equivoco, sigue ostentando el récord). ¿Por qué? Bueno, el género
de “piratas” en sí, irónicamente con el título de la cinta que nos ocupa,
estaba maldito desde hacía una ´decada más o menos, cuando “La isla de las
cabezas cortadas” (Renny Harlin, 1995) había llevado a la bancarrota a la
productora Carolco, amén de llevarse por delante las carreras de sus
principales protagonistas, Geena David y Matthew Modine. Por otra parte, Depp
no era conocido precisamente por películas comerciales; tenía fama de ser
bastante raro, y nunca había tenido un buen desempeño en taquilla como
protagonista. Incluso muchos ejecutivos de la Disney se llevaron las manos a la
cabeza al ver la caracterización afeminada de su personaje. Y, bueno… aquí
estamos. “Piratas del Caribe” creo toda una mitología alrededor de su historia
y, junto a otras coetáneas como “El señor de los anillos” o “The Matrix”, una
de las películas más influyentes de la década, virando el posicionamiento de
los grandes estudios, que empezaron a apostar por franquicias a largo plazo,
con un fuerte desembolso económico de por medio. No siempre sale bien, claro,
pero cuando lo hace… funciona de maravilla. En este caso, Verbinski maximiza
sus valores de un diseño de producción a la altura, y consigue que la química
entre los principales actores traspase la pantalla, llenando además de “set
pieces” el metraje, como la brújula de Depp que nunca apunta al norte, el ojo
de madera de uno de los corsarios, la pistola cargada con un solo tiro
destinado a Barbosa, la “mano fantasma” que no cesa en su persecución del padre
de Elizabeth durante el abordaje, etc. Incluso el misterio que envuelve al
padre de Will, “El Botas” (un maravilloso “Godot” que nunca aparece en el
metraje), se utiliza como el hilo de una madeja que se irá desenrollando poco a
poco, de manera que no sólo estemos pendientes de las acrobacias o los duelos
de capa y espada. Igualmente deliciosos esos toques de “cine de autor” del
siempre eficaz Verbinski, como el paraguas en el agua que precede el
descubrimiento de un naufragio o la colosal entrada en escena de Sparrow,
llegando al muelle en lo alto del mástil de un barco que ya está prácticamente
hundido.
Resumiendo: si a
todo lo anterior le añadimos unos diálogos mordaces y un sentido del humor
exquisito, el tema principal de Hans Zimmer destinado a quedarse en el recuerdo
y la puesta en escena de los terroríficos pirata que se convierten en
esqueletos a la luz de la luna llena o el guiño de caracterizar a Bloom como un
moderno Errol Flynn… ¿qué otra cosa podía esperarse que no fuese un clásico
instantáneo del cine de aventuras? Pues eso. Una de esas películas que, nos
guste reconocerlo o no, se pueden ver mil veces y siempre serán bienvenidas en
un nuevo pase televisivo, pues su disfrute está garantizado. O en palabras de
Sparrow: “No soy honesto. Y de un hombre que no es honesto sólo se puede
esperar que no sea honesto. Honestamente, es con los honestos con los que hay
que tener cuidado, porque nunca se puede prever cuando harán algo…
extraordinariamente absurdo”.
Memorable: el
epílogo, con Will intentando librar a Jack del paredón. También, el constante “ir
y venir” de un barco a otro, y los zafarranchos y abordajes subsiguientes, que
hacen que sus dos horas y media se pasen en un suspiro. Por último, imposible
no destacar la ambientación y el uso de los tópicos y la mitología pirata, como
su famoso “código ético”, las mascotas de los capitanes, el ron, los tesoros de
la conquista del Nuevo Mundo, etc.
Mejorable: tal y
como suele ocurrir con otras películas de éxito, “Piratas del Caribe” fue
acusada en su día de ser un “plagio” bien disfrazado de la saga de videojuegos “Monkey
Island” de LucasArts, de Ron Gilbert. La cosa da que pensar, habida cuenta que
por aquellas fechas había en marcha una adaptación cinematográfica de la serie
que hubiese sido dirigida por Steven Spielberg y de la que Industrias Light
& Magic ya había comenzado a trabajar en sus efectos. Producción que fue
abandonada tras el éxito de la que nos ocupa.
Curiosidades: en
un principio, actores como Matthew McConaughey, Michael Keaton, Christopher
Walken o, sobre todo, Jim Carrey, fueron considerados para interpretar a Jack
Sparrow, pero (afortunadamente para nosotros), la producción coincidía con el
rodaje de “Como Dios”. No obstante, Disney tenía muchas dudas acerca del film,
y estuvo a punto de ser una película directa al mercado del videoclub, ya que
su último intento por hacer una cinta basada en una atracción de parque
temático, “La gran aventura de Beany” (“The Country Bears”), en 2002, fue un
rotundo fracaso.
Parafraseando: a
pesar de todas sus artimañas, Sparrow es detenido en su primera escaramuza y
llevado junto a otros rufianes a un lóbrego calabozo. Desde ahí, escucha los
primeros compases de la lucha que se produce con la llegada de los piratas,
levantándose de un brinco: “Conozco esos cañones. Es la Perla” “¡La
Perla Negra! He oído historias. Ha atacado barcos y poblaciones durante cerca
de diez años. Nunca deja supervivientes” “Si no deja supervivientes… esas
historias, ¿quién demonios las cuenta?”.
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