Información general:
reseña del octavo álbum de estudio del rapero Eminem, secuela de “The Marshall
Mathers LP”, su disco del 2000. Esta continuación salió al mercado en noviembre
de 2013 bajo los sellos Aftermath Entertainment, Shady Records e Interscope.
Contiene 16 temas, la mayoría producidos por Rick Rubin, y se extrajeron los
singles “Berzerk”, “Survival”, “Rap God”, “The Monster” y “Headlights”,
contando en el tracklist con colaboraciones de Rihanna o Kendrick Lamar. Hasta
la fecha, ha vendido más de cuatro millones de discos en todo el mundo.
Crítica: hace más
de una década, Eminem no era solamente un músico. Era un estandarte, un
referente, un “rebelde sin causa” en el que se veía reflejada toda una
generación de inadaptados. Su éxito, le pese a quien le pese, ayudó a
popularizar el hip hop, tal y como él mismo decía: “Soy el Elvis del rap”. Su
famosa pose de aquella época, mordiéndose los labios y enseñándole el dedo a
todo el mundo, no era solamente una provocación gratuita, sino toda una declaración
de intenciones. Curiosamente, años después, superadas todas sus adicciones y
con cuarenta tacos, podría haberse convertido en aquello de lo que tanto se
jactaba en sus videoclips: una estrella del rock pagada de sí misma, sombra de
lo que en su día fue, como el Elvis gordo de Las Vegas o el Michael Jackson que
enseñaba a su bebé por la ventana. Consciente de ello, llamó a Rick Rubin,
productor que fue el primero en clavar la lanza en nombre del rap con su grupo,
los Beastie Boys, y que posteriormente ha coqueteado con otros géneros, como el
rock, convirtiéndose en uno de los músicos más influyentes de las últimas
décadas. Todo ello para deconstruir su propia figura, lo que incluye su propio legado, y volviendo a reírse de todo
el mundo, empezando por sí mismo. El álbum se dispara con “Bad Guy”, donde
Marshall juega de nuevo a transformarse en otro, en este caso, el hermano
pequeño de “Stan”, uno de sus singles primerizos de más éxito; una canción de
bienvenida de siete minutos donde Eminem juega a matar… al propio Eminem, con
la voz de su conciencia preguntándole: “¿No crees que la gente se dará cuenta
de que esta secuela no es más que un truco publicitario?” y otra de las frases
más memorables de todo el LP: “Todas las mujeres a las que has insultado… así
es como tratan a tus hijas” (Eminem tiene dos hijas, las cuales deben estar ya
en la adolescencia). Tras esta especie de broma macabra, llega “Rhythm or
reason”, con el sampler de “Time of the season” de Zombies, popular éxito de
finales de los 60 en cuyo estribillo se pregunta: “¿Quién es tu padre? No lo
sé… pero me pregunto si es tan rico como yo”. En general, hay una mezcla de
contradicciones en el álbum, sello personal de la casa, dependiendo de las
distintas personalidades que posean al rapero en cada momento. Así, mientras
que en “Legacy” hace una retrospectiva de todo lo que ha conseguido a pesar de
ser un marginado en el instituto, y en “Stronger tan i was” vuelve a atreverse
a cantar para hacer la mejor reflexión posible tras la ruptura de una relación
tóxica “Aunque ahora esté jodido, esto sólo me hará más fuerte de lo que era”,
en otras pistas saca su vena más egocéntrica y se autoproclama “Dios del Rap”.
Todo ello, con un marcado acento en las bases hacia el rock u otros géneros
poco transitados en su género (“So Far” tiene unas pinceladas country mientras
que “Love Game” es puro surf californiano). Lo más sorprendente, con todo, es
que dos de las canciones más notables, su comercial regreso con Rihanna en “The
Monster” y la honesta “Headlights” (donde pide perdón a su madre por haber
aireado su tormentosa relación públicamente) están escondidas dentro del
tracklist; no sólo fueron unos tardíos cuarto y quinto single, respectivamente,
sino que también son de las últimas pistas del disco, como si no fuesen más que
material de relleno. La broma final que tanta gracia le hace al rapero de
Detroit es que los chicos que se encerraban en su cuarto para escucharle a
finales de los 90, mientras su padres les golpeaban la puerta y se tiraban de
los pelos… hoy en día son a su vez padres que se tiran de los pelos porque sus
hijos le escuchan. El ciclo de la vida… según Eminem.
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