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Información general:
reseña de “Jupiter´s Legacy” números 1 al 5, publicados en USA por Image Comics
desde abril de 2013 hasta enero de 2015, obra de Mark Millar (guión), Frank
Quitely (dibujo) y Peter Doherty (rotulación y color). A pesar de no estar completada,
Millar considera estos cinco múmeros como el final del “Libro Uno”, ya que en
un principio concibió la obra completa con una duración total de entre diez o
doce entregas dividida en dos partes.
Antecedentes:
desde 2004, un visionario Mark Millar creó “Millarworld”, una especie de
subsello propio para publicar colecciones de creación propia donde las
editoriales serían un mero “distribuidor”. Así, “Wanted” fue lanzada por Top
Cow, “Chosen” por Dark Horse, “Kick Ass”, “Superior” y “Nemesis” por Marvel
(dentro del sello Icon) y la que nos ocupa por parte de Image Comics.
Lógicamente, esta especie de autonomía (inédita en el panorama) no habría sido
posible si Millar no hubiese seguido facturando éxitos de encargo para las
susodichas editoriales, como “The Ultimates” o “Civil War”. En el caso concreto
de “Jupiter´s Legacy”, Millar se unió a Frank Quitely, habitual colaborador de
Grant Morrison, con quien ya había trabajado en 2001 en “The Autorithy”.
Argumento: en
1932, tras haberlo perdido todo en el desplome de Wall Street, el joven Sheldon
Sampson tiene una visión y acude a una misteriosa isla junto con su hermano
Walter, su futura esposa Grace y otros amigos de la universidad, donde
terminarán adquiriendo poderes y convirtiéndose en el grupo de superhéroes conocido
como “La Unión”. Ya en el 2013, dicha primera generación de héroes ha
envejecido y son celebridades con su propia prole. En el caso de Sheldon y
Grace, los únicos que siguen manteniendo sus identidades secretas, son padres
de los díscolos Brandon y Chloe, los cuales están más preocupados en conseguir
patrocinadores y montárselo con groupies que en hacer el bien. Además, Sheldon
no deja de discutir con su hermano Walter, quien considera que deberían tomar
una posición más pro-activa y exigirle al presidente Barack Obama, en su
segunda legislatura, medidas más drásticas para cambiar el mundo. Valiéndose
del conflicto paterno-filial, Walter termina por convencer a su sobrino Brandon
y al resto de superhéroes para que se unan y asesinen a Sheldon y Grace, los
únicos obstáculos que les impiden hacer del mundo un lugar mejor.
SPOILER: tras
sufrir una sobredosis y enterarse de que está embarazada, Chloe y su novio
Hutch (hijo de George, el mayor supervillano del planeta y antiguo miembro de
La Unión) huyen a Australia tras la muerte de los padres de ella. Nueve años
después, son los felices padres anónimos de Jason, mientras el resto del mundo
se ha sometido al régimen totalitario impuesto por Walter y Brandon. El joven
Jason, a pesar de ser advertido por sus padres para que pase inadvertido,
comienza a actuar como superhéroe en la comunidad, lo que alerta a los demás,
mandando al exvillano Barnabás Wolfe, ahora miembro de la policía de Walter,
para hacer salir de su escondite a Chloe, Huth y Jason.
Crítica: muchos
ya lehan visto el plumero al bueno de Millar: me cojo un argumento ya utilizado
por otros autores, le meto un poco de sexo, drogas y política (en lugar de rock
and roll, es lo malo que tienen los cómics, que no se les puede poner banda
sonora) y lo presento como algo totalmente nuevo, adulto y “cool”. En concreto,
“Jupiter´s…” no es sino “un paso más” a lo ya visto en otros grandes clásicos
como “Watchmen” o “Kingdom Come”, con el plus añadido de partir de la base de
que Ozymandias (en este caso, Walter y Brandon) llevan a cabo su plan para
hacer del mundo un lugar mejor, aunque eso suponga, paradójicamente,
convertirse en los malos de la función.
Por otro lado, siendo honestos, tan fácil no debe de ser lo que hace
Millar, porque si no ya habría otros que habrían hecho lo mismo y, al igual que
ocurre con el cine de Tarantino, meter en este caso en una batidora las obras
maestras anteriormente citadas, junto a “Star Wars”, “King Kong” y los “Hamlet”
y “Julio Cesar” de Shakespeare y confeccionar con ello una colección distinta,
ya tiene su mérito. Lo más interesante, sin embargo, es esa deconstrucción del
género superhéroico, que simboliza el sueño americano hecho pedazos (una
analogía de la actual muerte del capitalismo) visto por los ojos de un escocés
que se ha hecho rico y famoso, precisamente, en los “States”. El gran acierto
de Millar es no regodearse en los tópicos de los que parte la historia y
hacerle dar un paso de gigante en el tercer número, con los asesinatos de Grace
y Sheldon que gracias al arte de Quitely son unas escenas impactantes y
bordeando el sadismo. Puede que acabemos de conocer a ambos superhéroes, pero
su muerte, por cruel, te duele como si realmente fuesen los Superman y Wonder
Woman que imitan. Y ya que hablamos de Quitely, nuevamente hay que aplaudir su
arte, cada vez menos “feísta”, a pesar de que sus plazos de entrega se estiran
cada vez más y más, hasta el punto de que estos cinco números han tardado casi
dos años en ver la luz. El color de Doherty, en su parcela, le aporta unos tonos
pasteles al conjunto que quizás muchos no entiendan, pero que ayuda a no caer
en lo “chillón” del género, lo que da un cierto toque de realismo que va en la
tónica general de la obra.
Resumiendo: las
obras de Millar siempre han sido más gamberras que transgresoras, más
espectaculares que épicas y más polémicas que realmente merecedoras del
prestigio que tienen. Quizás “Jupiter´s Legacy” sea la primera donde realmente
quiere dejar su impronta en el género, lo que ya de por sí es como para tener
en cuenta. Además, su acertado planteamiento de iniciar el título en 1932
(aunque, de momento, no es realmente relevante para el devenir de los
acontecimientos) ha permitido al guionista expandir su universo con la precuela
“El círculo de Jupiter”, que también está a la altura de la serie madre y
permite llenar el espacio entre una entrega y la siguiente. Definitivamente,
“El legado de Jupiter” es ese tipo de piezas del noveno arte que tienes que
leer sí o sí, aunque sólo sea para poder decir, cuando estrenen la inevitable
película, eso de: “El cómic es mejor”. Advertido quedas.
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