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martes, 7 de marzo de 2017

NSYNC: no strings attached (2000)


Estamos en el año 2000. Britney Spears sigue siendo virgen (o eso sigue empeñada en hacernos creer) y sale con un tal Justin Timberlake, que lleva el pelo largo y rizado a lo Bisbal. Los Backstreet Boys son la boyband más vendedora de Europa, país al que se mudaron para promocionarse recomendados por su mánager: Lou Perlman. Cuando regrasan a USA, sin embargo, se llevan la desagradable sorpresa de que en su país no son el grupo de adolescentes pop más “in”, sino otro también fundado (a sus espaldas) por Pearlman. Un grupo donde está el mencionado Timberlake, salido del Mickey Mouse Club, y otros cuatro chicos de clase media americana: JC Chasez, Chris Kirkpatrick, Joey Fatone y Lance Bass. La lucha “de buen rollo” entre los BSB y NSYNC por ser la mejor boyband se termina con el lanzamiento de “No Strings Attached” (Sin Ataduras), el quinto álbum de estudio de los segundos. Dos millones y medio de discos vendidos en su primera semana, quince alrededor del mundo en total y ocho semanas en el puesto número uno de Billboard. Ellos son los putos amos.
 “No Strings Attached” tiene todo lo que los tíos podemos odiar. Un grupo de cinco chicos guapos, jóvenes, que no tienen pudor en mostrar sus sentimientos en edulcoradas baladas, que encima saben bailar… y que se hartan a follar porque tienen a todas las nenas llorando como histéricas (pero eso sí: no presumen de ello). Musicalmente, tenían en las producciones a Max Martin, una especie de Phil Spector para el “pop chicle” que sabía darle el toque justo a cada tema para que fuese un éxito. Ritmos urbanos en los temas rápidos… sin llegar a ser hip hop (“I´ll never stop”… ver videoclip, “Digital Get Down”); y temás lentos lo más “moja-bragas” posible (“This I Promise You”… ver videoclip).

Por todo lo demás, el disco es un ejemplo de dinero bien invertido y cómo un buen grupo de profesionales pueden convertir cualquier cosa en una auténtica mina de oro. La estética del disco, jugando con el título del álbum, muestra a los chicos como si fueran títeres de un cabaret francés del siglo XIX. El primer single, “Bye Bye Bye”, es un auténtico vende-discos con un videoclip a la altura de una gran producción de Hollywood. El segundo, “Its Gonna Be Me”, les convertía en muñecos tipo el Ken de la Barbie, ligando con ellas en un supermercado. El tema “Space Cowboys” se incluyó en la película de Clint Eastwood del mismo nombre. Poco después, el grupo cantaría con Gloria Stefan el tema principal de la peli “Música del corazón”, por la que serían nominados al Oscar. Y todo ello con la prensa rosa persiguiendo a Justin y Britney a todas partes como la “pareja modélica”. Vamos, que se hincharon a vender de forma obscena. Personalmente, me quedo con un tema “a capella” donde se nota que, efectivamente, los cinco chavales estaban muy “sincronizados” con sus distintas voces: “I Thought She Knew”. Porque yo también tengo mis cuatro días tontos del mes. Y porque, en el fondo, tiene una letra con la que cualquier tío puede empatizar: “Yo sé que ella lo sabe”… así que, ¿para qué decírselo?

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