Año: 1994. Escrita y
dirigida por: Frank Darabont (“La milla verde”… ver crítica). Basada en: el
relato corto “Rita Hayworth and Shawshank Redemption”, de Stephen King. Intérpretes:
Tim Robbins (ganador del Oscar por “Mistyc River”), Morgan Freeman (ganador del
Oscar por “Million Dollar Baby”), Bob Gunton (“Demolition Man”), William Sadler
(“Iron Man 3”… ver crítica), Clancy Brown (“Los inmortales”), Gil Ballows (la
serie de televisión “Ally McBeal”), Jeffrey DeMunn (Dale en los inicios de “The
Walking Dead”), James Whitmore (“El planeta de los simios”). Presupuesto: 25
millones de dólares. Recaudación: 58 millones. Premios: entre otros, obtuvo 7
nominaciones a los Oscar, incluyendo Mejor Película, Actor (Freeman), Guión
Adaptado y Banda Sonora, sin lograr ninguno. Figura, no obstante, en muchas de
las listas de las “mejores películas de todos los tiempos”, como el
confeccionado por la revista “Empire”, que la sitúa en cuarta posición.
Las cuatro
estaciones: el relato original de Stephen King que inspiró la película se
encuentra dentro de un recopilatorio publicado en 1982como “Las cuatro
estaciones”, donde se engloban otras tres piezas, cada una asociada a una
estación del año en concreto. De los cuatro relatos, tres han sido llevados a
la gran pantalla, con “Stand by me” (“The Body”) y “Verano de corrupción”. Como
curiosidad, el realizador de la primera también repetiría con las adaptaciones
de King gracias a “Misery”, otra gran adaptación aclamada por la crítica.
Sinopsis: en
1947, Andy Dufresne es condenado a una doble cadena perpetua en la
penitenciaría de “Shawshank”, en Portland (Maine), acusado de haber asesinado a
su esposa y al amante de ésta, pese a confesarse inocente de los hechos. En la
cárcel, Andy pronto hace amistad con Ellis “Red” Redding, otro preso que
también cumple pena de por vida por un crimen similar, y que se gana algo de
dinero facilitando material de contrabando a otros condenados. Dufresne acabará
pidiéndole a Rita Hayworth tras quedar prendado de ella en un pase de la
película “Gilda”, y Red le facilitará un póster con la imagen de la actriz. Con
el paso de los años, Andy se convertirá en una persona importante dentro de
Shawshank, por su experiencia como banquero, haciéndole favores a los
funcionarios y “lavando” el dinero de los chanchullos del alcaide.
Crítica: “Empeñarse
en vivir… o empeñarse en morir. Es la pura verdad”. El análisis de la condición
humana, la libertad, la responsabilidad propia de cada individuo y el sentido
de la vida. No, no estoy blando del existencialismo (aunque bien pudiese), sino
de una de esas películas que se traducen en un soplo de inspiración para el
alma, convertidos sin saberlo en poemas visuales a los que uno siempre puede
recurrir en e´poca de crisis de fe. Y no hablo de la fe religiosa, sino en el
mero hecho de poner tus pies en el suelo y preguntarte qué es lo que va a
quedar de ti una vez emprendas el camino final inevitable. Porque todos
necesitamos dejar nuestra huella en el mundo, aunque sea tan insignificante y
perecedera como el grabado en una viga de madera donde le indiquemos al resto
que una vez estuvimos en ese mismo lugar. Que algún día estuvimos vivos. Si bien
el hilo conductor principal de la historia no es un sesudo planteamiento
filosófico, sino que por el contrario se desarrolla como un entretenido drama
carcelario a lo largo de dos décadas que no está exento de los giros de guión
propios del género, “The Shawshank Redemption” invita a otro tipo de análisis,
donde también podemos abrir un debate sobre las redenciones del ser humano y la
efectividad del sistema penitenciario, que en ocasiones es mucho más cruel e
implacable para el ajusticiado que el crimen que haya cometido, por tanto en
cuanto no le afecta sólo física o mentalmente, sino también a nivel emocional y
casi evolutivo, convirtiéndoles en demasiadas ocasiones en seres primitivos que
sólo responden a las necesidades básicas de todo ser humano.
Resumiendo: “Cadena
perpetua” no es sólo una de mis películas favoritas (lo cual ya es un logro a
tenor de que voy a razón de un par al día desde hace treinta años), sino que
también la incluiría como uno de esos films imprescindibles de ver en alguna
ocasión antes de morir. E incluso de degustar varias veces, pues posee esa
cualidad inmutable de envejecer cada vez mejor y no deslucirse con los
repetidos pases. Iré más allá: imagino que todos hemos tenido alguna vez el
deseo de poder acceder a los archivos de nuestro cerebro para poder eliminar
cada tanto alguna experiencia ya vivida y poder así degustar de nuevo cosas que
nunca volverán a ser iguales para tus ojos. La primera vez que viste el mar, el
primer beso o el primer polvo, por poner sólo tres ejemplos. Cinematográficamente
hablando, y pese a recalcar que no es obligatorio para emocionarte de nuevo con
su visionado, nos encontramos ante una de esas películas que te encantaría no
haber visto… tan sólo para poder darte el capricho de volver a contemplarla
como por vez primera. Y eso ya es mucho decir.
Memorable: el
doble episodio de lugares comunes encerrados dentro del propio film, en las
figuras de unos ancianos James Whitmore y Morgan Freeman que son por fin (e,
irónicamente, a su pesar) dejados marchar de los muros de la cárcel toda vez
que ya no se les presupone como una amenaza para la sociedad, y sentenciados a
un trabajo de reinserción en un supermercado. La escena de Whitmore dándole de
comer a los pájaros del parque deseando que alguno de ellos sea el que crió
dentro de prisión… son de las que dejan secuelas.
Mejorable: en mi
opinión (y ojo, esto implica que es completamente subjetiva) la secuencia final
del reencuentro en la playa nunca me ha gustado. Las sencillas imágenes previas
del viaje hacia lo inesperado y la cálida voz de Freeman expresándonos cómo se
siente me parecen suficientes para ponerle el broche a la cinta, si bien
entiendo que la audiencia mayoritaria se habría mostrado un tanto decepcionada
por no “completar el círculo”. En cualquier caso, es un mal menor.
Curiosidades: Rob
Reiner, que ya había hecho una meritoria adaptación de “Stand By Me”, ofreció dos
millones y medio de dólares a Frank Darabont, que se había hecho con los
derechos, para poder dirigir la película. Su intención era que Tom Cruise y
Harrison Ford interpretasen los roles principales. Finalmente, Darabont
consideró que era su gran oportunidad de revalidarse detrás de las cámaras y
asumió las tareas, quedando Reiner como productor. En su estreno, la película
fue considerada como un fracaso, pues quedó muy por debajo de su presupuesto, e
incluso un tanto ninguneada frente a otras como “Forrest Gump” o “Pulp Fiction”,
estrenadas el mismo año. Sin embargo, un reestreno posterior tras las
nominaciones, el alquiler y venta en el mercado doméstico y la difusión casi
diaria de los canales de Ted Turner tras su compra en 1997, estiman que a día
de hoy debe haber generado más de cien millones de dólares en su conjunto.
Parafraseando:
cuando, tras toda una vida dentro de los muros de Shawshank, al viejo
bibliotecario le conceden por fin la condicional, su primer impulso es tener un
ataque de pánico que a punto están de llevarle a cometer una locura contra sí
mismo o contra alguno de sus amigos. Algo que pocos comprenden, salvo el viejo
Red: “Ese
hombre se ha pasado aquí dentro cincuenta años… ¡Cincuenta años! No conoce otro
mundo. Aquí es alguien importante. Un hombre culto. Fuera de aquí no es nada. Un
viejo inútil con artritis en las manos. No podrá conseguir un puñetero trabajo.
¿Me entiendes? Te encierran de por vida. Y eso es precisamente lo que te
quitan. La parte que realmente importa, al menos”.
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