Año: 2013. Dirigida por:
Stephen Frears (“Las amistades peligrosas”). Basada en: la novela “The Lost
Child of Philomena Lee”, de Martin Sixsmith. Música: Alexandre Desplat. Intérpretes:
Judi Dench (M en alguno de los últimos films de “James Bond”), Steve Coogan (“La
fiesta interminable”), Michelle Fairley (vista en la última temporada de la
serie “24: Live another day”), Barbara Jefford (“La novena puerta”), Anna
Maxwell Martin (“The Night Watch”), Mare Winningham (nominada al Oscar por “Georgia”).
Presupuesto: 12 millones de dólares. Recaudación: 100 millones. Premios: entre
otros, consiguió 4 nominaciones a los Oscar: Mejor Película, Guión Adaptado,
Actriz Principal y Banda Sonora Original.
Sinopsis: Martin
Sixsmith es un periodista recién salido por la puerta de atrás del gabinete de
Tony Blair, que sin querer se cruza con la historia de Philomena, una
octagenaria sumida en el drama por haber sido víctima del “robo de niños” en su
juventud, cuando ingresó en un convento para dar a luz a su primer hijo. Martin
consigue así un contrato para escribir un libro sensacionalista y se emprende
la búsqueda del hijo perdido, que les llevará desde Inglaterra hasta Estados
Unidos.
Crítica: “Hay que
ser amable en la subida, porque te puede hacer falta en la caída”. Hace unos
pocos años, la Academia de Cine de Estados Unidos decidió ampliar el cupo de
películas nominadas en la categoría de Mejor Película hasta nueve; una feliz
decisión que ha permitido que, cada año desde entonces, se cuelen algunos
proyectos que, en otras ediciones, habrían pasado desapercibidas. Nadie da un
duro por ellas, claro, pero de este modo se les da más cancha y siempre tienen
alicientes para resultar recomendables. En este caso, la dirección de Frears,
que alterna grandes adaptaciones (“Alta fidelidad”) con sacrilegios literarios
(“Mary Reilly”) y la buena química entre una siempre en forma Judi Dench y un
Steve Coogan que es, además, co-responsable del guión, sin olvidar una excelente
banda sonora que también fue merecedora de reconocimiento. Su principal
problema, pues, es que su historia es demasiado lacrimógena desde el primer
momento, con una premisa que sería más propia de un telefilm de sobremesa, por
muy de moda que esté (¿también había “niños robados” en otras partes del mundo?
¿Todas las monjas se han dedicado a lo mismo en cada parte del planeta?). Pero
la propuesta suma enteros al establecer un meta-lenguaje con el espectador,
aprovechando precisamente su primera versión como encargo en formato papel,
para dejar claro que son conscientes de su sensiblería y equilibrar la balanza
con un acentuado co-protagonista dibujado para caer antipático, como
contrapunto a la venerable ancianita que, a pesar de su incultura, te llega al
corazón desde el primer fotograma. Menos convincentes, quizá por recurrentes,
resultan otros discursos planteados en el transcurso de la historia, como la
religión, los principios morales, el pecado o la ética profesional. Pero bueno…
no engañan a nadie: “Philomena”, tal y como su título da a entender, gira en
torno a la vida de su protagonista. Y eso es lo que muestra, ni más ni menos.
Resumiendo: si te
gustó nuestro referente patrio, “Cándida” (o su versión previa en formato
libro, “Dios aprieta… pero no ahoga”) o te enternecen los dramas humanos, ésta
es tu película. Para los que no, “Philomena” también cuenta con recursos para
resultar recomendable: la comicidad de su detectivesca pareja protagonista, su
fino subtexto político o la naturalidad de unos personajes que parecen iluminar
la película desde dentro. Pese a su premisa argumental y lo manifestado de sus
mecanismos dramáticos artificiales, la historia finaliza con un mensaje
positivista y que huye de la auto-complacencia.
Lo mejor: las
escenas de flasback donde Frears hace un homenaje al cine inglés de los años
60. Curioso por otro lado el caso de Frears, un cineasta que ha rozado con la
yema de los dedos varias veces la gloria cinéfila, pero que siempre se ha
quedado a un paso de las mieles de la excelencia, como si terminar de dar ese
paso le diera miedo.
Mejorable: a pesar de que suscita tu interés ver cómo
acaba la odisea personal de sus protagonistas, todo transita por caminos ya
practicados. Por otro lado, algunos críticos atacaron a la película por decir
que encerraba el “odio al catolicismo”, y que nunca se permitiría una cinta así
hablando de otras religiones como la musulmana o el judaísmo. Crítica, por
cierto, que también se extiende a otros films producidos, como el que nos
ocupa, por los hermanos Weinstein.
Parafraseando:
Sixsmith tiene un encuentro poco agradable en el avión rumbo a América, ante la
presencia de Philomena: “Ir en primera clase no te convierte en una
persona de primera” “No es mal tipo” “Tal vez necesita sacudirse un poco la
mierda” “Puede que tengas razón”.
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