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martes, 4 de abril de 2017

THE WALKING DEAD: séptima temporada


Crada por: Frank Darabont. Basada en: el cómic homónimo de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard, publicado por Image Comics y ganador del Premio Eisner. Emisión: octubre de 2016 – abril de 2017. Cadena: AMC. Episodios: 16. Intérpretes: Andrew Lincoln, Norman Reedus, Lauren Cohan, Chandler Riggs, Danai Gurira, Melissa McBride, Jeffrey Dean Morgan, Lennie James, Sonequa Martin-Green, entre otros. Curiosidades: la presente temporada adapta los números 100 al 119 del cómic original. Audiencias: en Estados Unidos, el primer capítulo de la Temporada 7 fue seguido por más de 17 millones de telespectadores, si bien el público fue disminuyendo progresivamente hasta caer a los 10 millones, el dato más bajo de la ficción desde la tercera temporada.


Antecedentes: cuando parecían haber perdido la esperanza de encontrar, no ya la cura, pero al menos un lugar seguro y que pudiera considerarse como “civilizado” tras el apocalipsis zombi, Rick Grimes y el resto del grupo llegan a la comunidad de “Alejandría” una urbanización de lujo ubicada a varias millas de Washington DC, donde algunos supervivientes permanecen aislados del exterior con electricidad y agua potable. Rick y los demás se unen a la comunidad para enseñarles a protegerse de las amenazas, que pronto se presentan en la figura de “los Salvadores”, un violento ejército compuesto por hombres y mujeres que se identifican por la misteriosa proclama de “Todos somos Negan”. Asediados por los Salvadores y tratando de llevar a Maggie a un lugar próximo donde pueda recibir asistencia médica en su embarazo, Rick y sus compañeros más cercanos acaban cayendo en una emboscada donde finalmente conocerán al auténtico Negan y a su querido bate de béisbol… “Lucille”.


Principal: tras asesinar brutalmente y delante de todos a Abraham y Glenn, Rick no tiene más remedio que hacer un trato con Negan por el cual a partir de ese momento trabajarán para él, dándole la mitad de todo lo que encuentren y entregándole todas sus armas, además de llevarse a Daryl como prisionero. En las semanas siguientes, sin embargo, y a pesar de haber estado en una especie de “shock traumático” tras el violento encuentro con Negan, Rick y Michonne concluyen que es mejor morir intentando librarse del yugo de los Salvadores que continuar con dicho pacto, por lo que intentarán reclutar más armas y aliados en otros grupos de supervivientes recién descubiertos como “los Carroñeros” (quienes, haciendo honor a su nombre, se jactan de no trabajar y sólo tomar lo obtenido por los demás) y la comunidad de “Oceanside”, compuesta actualmente sólo por mujeres, debido a que todos los hombres del grupo perecieron en una refriega anterior con el ejército de Negan.


Secundario: Morgan y Carol, por su parte y huyendo de un encuentro anterior con los Salvadores, llegan a “El Reino”, un lugar de aspecto medieval gobernado por el autoproclamado “Rey Ezekiel”, un antiguo empleado del zoo que ha creado un utópico refugio al estilo de los antiguos relatos de caballería, con su propio tigre como mascota. Tras reponerse de sus heridas, Carol seguirá empeñada en alejarse de todo contacto con ningún otro ser humano instalándose en una apartada casa colindante. Será allí donde reciba la visita de Daryl, una vez éste se haya escapado de “El Santuario”, la sede de los Salvadores, una fortificada fortaleza que ha establecido una sociedad por rangos y sometida por el temor a Negan.


SPOILER: con las armas de “Oceanside”, y la ayuda presencial tanto de “los Carroñeros” como de los habitantes de la “Colonia Hilltop”, liderada por Maggie, Rick y los demás se preparan para la guerra contra Negan y su grupo, que ahora también tienen a Eugene integrado entre sus filas y a Sasha como cautiva y obligada a ejercer como mediadora en la contienda, a cambio de llegar a un acuerdo con Negan por el cual sólo morirá un miembro del grupo de Rick. Sin embargo, y cuando están a punto de jugarse esta carta tras la sorpresa de descubrir que “los Carroñeros” habían llegado a otro acuerdo con “los Salvadores” para traicionar a Rick y los suyos llegado el momento de la pelea, Negan descubre que Sasha se ha suicidado durante el trayecto hasta Alejandría, y le ataca convertida en zombi. Esto supone una distracción para todos, con lo que el grupo de Rick consigue revertir la situación gracias también a la llegada del Rey Ezekiel y el resto de la guardia de “El Reino”, espoleados por una Carol que ha comprendido lo estéril de sus intenciones de apartarse de sus amigos tras descubrir las muertes de Abraham y Glenn. Tras la refriega, sin embargo, ninguno de los dos bandos consigue una victoria clara, si bien ahora todos saben que se ha declarado la guerra.



Crítica: con la emotiva despedida a Bernie Wrightson que casi me hace soltar una lagrimita, hemos puesto punto y final a esta temporada que sin duda ha supuesto una inflexión para la serie de AMC, por tanto en cuanto se ha visto lastrada por lo que bien podríamos llamar como “síndrome de la Boda Púrpura”, al haber gastado el cartucho más impactante en su comienzo (en el primer episodio, de hecho), lo que ha llevado a muchos a desesperarse con el resto de la temporada, que claramente no ha saciado las altas expectativas que generase con su espectacular arranque. En mi opinión, sin embargo, “The Walking Dead” ha hecho bien en tomarse el tiempo de macerar a su némesis y llegar al clímax que, sin embargo, parece se extenderá también en la siguiente tanda de episodios. ¿Os imagináis a día de hoy a la ficción sin el carisma de un ya mitificado Jeffrey Dean Morgan y su bate “Lucille”? No, ¿verdad? Hablando claro, para mí la ficción estaba tan muerta como los caminantes que recorren su pantalla, hace un par de temporadas, ante el bucle al que había llegado de “llegan a un sitio… se establecen… el sitio es invadido… muere un montón de gente… huyen a otra parte”. La creación de un objetivo o meta a cumplir, toda vez que Kirkman no parece estar de momento dispuesto a encontrar un “happyending” o algo que se le parezca a su gallina de los huevos de oro, era tan necesaria como la expansión de su universo propio, algo altamente implementado en esta temporada con la aparición de nuevas comunidades que no necesariamente tienen que pasar a unirse a los protagonistas (o convertirse en potenciales enemigos) de manera automática, tal y como venía pasando. La gente de “Oceanside” o “El Reino” (sin olvidar a los estrafalarios “Carroñeros”) están por ahí. Puede que todavía no hayamos descubierto entre ellos ningún personaje realmente interesante, pero sabemos que existen; que hay otras personas en el mundo al margen de los zombis. Pase lo que pase con “los Salvadores”, la vida en “TWD” ya no volverá a ser igual, puesto que el ideal de Rick de cobijar a todo aquel que se encuentren y responda a su ideario de conducta ya no se antoja como una opción plausible. En lugar de soñar con una “solución mágica” que diera carpetazo al apocalipsis y revirtiese al status quo anterior, ahora tenemos la interesante diatriba de ver cómo se organiza una sociedad que bien podría remitir al antiguo sistema de clanes o tribus pre-colonizables, al tiempo que seguimos preguntándonos si algún día se atreverán a dar el salto a otro continente y descubrir si la plaga es a nivel mundial o sólo afecta a los “States”. ¿Os imagináis a Rick y el resto dando vueltas por España y acabando con los zombis autóctonos? Y no… no era un chiste en alusión a su aireada visita a las Fallas valencianas. Aunque, por otro lado… bien pudiese.

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