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sábado, 12 de agosto de 2017

Crítica de "SUPERMAN: El entrenamiento del Super Hijo"


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Información general: reseña del arco “Trials of the Super Son”, publicado entre los números de “Superman, volumen 4, 7 al 13 USA), por parte de la editorial DC Comics entre noviembre de 2016 y febrero de 2017, cortesía de Peter J. Tomasi y Patrick Gleason (guiones), y Doug Mahnke, Jorge Jiménez y el propio Gleason (dibujos). En España, ECC Ediciones, al igual que hizo con otras cabeceras, decidió utilizar una doble numeración para continuar con la anterior y a la vez subrayar el relanzamiento de toda la línea de DC Comics, de manera que la saga se encuentra entre los números 60/5 al 62/7 de la cabecera “Superman”, a razón de dos números norteamericanos por cada uno de su equivalente patrio, publicados entre abril y junio de 2017, al precio de 3,25 euros el ejemplar


Antecedentes: tal y como vimos en la reseña de “Hijo de Superman” (ver crítica), el Hombre de Acero que todos queríamos y amábamos está de regreso en el Universo DC post-“The New 52”… ¡pero no viene solo! Esto es así porque ahora vive en una humilde granja junto a su novia de toda la vida, Lois Lane, y el hijo que tuvo con esta, Jonathan Samuel Kent. Los tres pretendían vivir en el anonimato y completamente apartados de la vida superheróica, pero los acontecimientos narrados en dicha saga atrajeron de nuevo la atención de la opinión pública y la noticia de que Superman estaba de vuelta corrió por todo el planeta como un reguero de pólvora. Así pues, Clark no tendrá más remedio ahora que entrenar a su hijo para que aprenda a ser un “Superboy” digno.


Historia: pronto, Superman descubre que su nueva vida familiar es difícil de compaginar con su alter ego como Hombre de Acero, y apenas puede pasar tiempo con Lois y Jonathan, ni tan siquiera una tranquila noche en la feria. Días después, intentando ayudar a su hijo para un proyecto de ciencias, ambos dos y su perro Krypto acaban siendo transportados a una misteriosa isla con monstruos gigantes y dinosaurios que se niegan a la extinción. Allí se topan con William Storm, el único superviviente de “Los Perdedores”, que lleva atrapado en esa isla desde la II Guerra Mundial y ni siquiera tenía constancia de que ésta había finalizado. Gracias a su ayuda, Clark y Jonathan conseguirán regresar a la Fortaleza de la Soledad, si bien Storm decide permanecer en la isla para evitar que los monstruos escapen.


SPOILER: tras un primer encontronazo con Robin (Damian Wayne, el hijo de Batman) y la nueva NoBody (Maya Ducard, hija del anterior NoBody, a quien Damian asesinó en el pasado), Batman y Superman deciden que por el bien de sus hijos, lo mejor que pueden hacer es enseñarles a que sepan trabajar juntos, motivo por el que les envían a una misión en la montaña para recuperar sus respectivos trajes, secundados por NoBody y la “criatura dragón” Golliat, que es una suerte de mascota para Damian. Finalmente, los chicos cumplen su cometido y son bautizados por Alfred como… “¡los Super Hijos!”. Aún tendremos tiempo de disfrutar de una aventura más, cuando Lois se ve sin querer metida de por medio en una cacería de Frankenstein y su Novia, en pos de un alien buscado por media galaxia y que responde al nombre de Kroog, que se camufla entre la comunidad donde ahora residen Superman y su familia, haciéndose pasar por una humana. Después de ayudar en la captura del invasor, Superman regresa a casa y contempla cómo Jonathan ha caído rendido en la cama. Y es que… ¡son demasiadas aventuras para un niño, por “Super” que sea!



Crítica: ya lo he señalado en otras ocasiones, pero incidiré en ello una vez más: los fans somos inconformistas por naturaleza y cambiamos de opinión con la misma facilidad que de calzoncillos o bragas. Y es que, si en la reseña del primer arco argumental de esta nueva andadura del “Super” destacaba que no me importaría que se siguiese indagando en la vertiente “familiar” del kryptoniano… ¡tras la lectura de estos números pienso exactamente lo contrario! A ver, tranquilos, no se me desmadren. Este “nuevo” Hombre de Acero sigue teniendo ese espíritu “naif” que me atrapó en los primeros números y que introducen un elmento fresco y novedoso en un personaje tan anquilosado como el que nos ocupa. El problema es que uno se para a pensar en que llevamos casi un año de andadura en la nueva colección… y prácticamente no ha pasado nada. Además, el título parece más un tebeo de “Superboy” que de su padre, y los dos números que comparte junto a Robin son un intento descarado de vendernos la nueva serie que ambos protagonizan en este nuevo universo “Rebirth”. Como colofón tenemos otros dos ejemplares donde se nos presenta a Frankenstein y su Novia (de la cual, por cierto, ignoraba su existencia), que son bastante prescindibles y no se me antojaban, a priori, como caracteres que “casen” bien con un tipo como Superman. Vamos, que la colección adolece de un gran villano que ponga a prueba al que, se presupone, es el superhéroe más poderoso del Universo DC. Quizás en los próximos números esa “sombra” que se deja ver por algunas viñetas y que parece estar tras los monstruos con implantes cibernéticos, haga acto de presencia y resulte una amenaza potente (por favor, que no sea Lex Luthor, sólo pido eso), pero de momento a este Superman sólo le ha faltado ponerse a bajar gatitos de los árboles como si fuese un simple bombero. Afortunadamente, el dibujo de cada número sigue siendo tan espectacular como destaqué en la anterior reseña, y esto hace que el título siga siendo sobresaliente, aunque sólo sea porque cada plancha es una pequeña obra de arte. A poco que afinen un poco más con las tramas y descubramos si realmente hay un plan a largo plazo con los personajes, en lugar de estas “slices of life”, puede que “Superman” termine… ¡oh, verbigracia!... de despegar del suelo y coger vuelo. Desde Orgullo Fan… seguiremos informando.


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