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viernes, 22 de septiembre de 2017

Crítica de “IT” (2017)


Año: 2017. Basada en: la novela homónima de Stephen King publicada en 1986. Director: And´res Muschetti (“Mamá”). Intérpretes: Jaeden Lieberher (“St Vincent”), Bill Skarsgard (la serie de Netflix, “Hemlock Grove”), Sophie Lillis (“37”), Finn Wolfhard (Mike en “Stranger Things”), Jack Dylan Grazer (“Cuentos de Halloween”), Chosen Jacobs (la serie “Hawaii 5.0”), o el debutante Jeremy Ray Taylor, entre otros. Presupuesto: 35 millones de dólares. Recaudación: 404 millones (hasta la fecha).


El original: una mini-serie televisiva, estrenada en 1990 con Tim Curry como el payaso Pennywise, fue la primera adaptación de la obra de King, que no obstante tuvo varios intentos en décadas sucesivas para convertirse en largometraje, siendo el precedente más directo un proyecto de Cary Fukunaga, director de la primera temporada de “True Detective”, y con Will Poulter como la némesis de los niños, el que estuvo más cerca de llevarse a cabo. Aunque finalmente no cristalizó en una película como tal, Fukunaga sigue acreditado como guionista de la cinta, y se mantiene también u idea de dividir la novela original en dos largometrajes.


Sinopsis: algo pasa en el aparente idílico pueblo de Derry, en el condado de Maine, que asume con displicencia la reiterada desaparición de muchos de sus niños. Durante un verano, el grupo de amigos conocido como “Los Perdedores”, que ha vivido de cerca una de dichas pérdidas, descubrirán el secreto que se esconde tras estos hechos y combatirán a sus propias pesadillas, al tiempo que sufren en sus propias carnes los avatares de dejar la niñez y entrar en la vida adulta.


Crítica: “¡Tú también flotarás!”. Una puta obra maestra. Sin más. recuerdo perfectamente haber leído la novela original hace más de una década y estar, literalmente, “atrapado” por la misma durante una semana entera, deseando terminar cualquier otra cosa que me separase de su lectura más de unas pocas horas. Es difícil, por tanto, que veas una adaptación de una obra que te marcó de forma semejante y acabes aplaudiéndola como “digna” de su homólogo literario. Pero “It” lo consigue con creces, y durante su metraje es una auténtica gozada dejarse transportar a aquellos días de verano donde uno aún era capaz de asustarse con los miedos primigenios, independientemente de que hayas leído o no la novela de King. Por cierto, y una vez más… ¡qué grande es “el maestro del terror”! Sin duda, uno de los mejores escritores de todos los tiempos, una especie de los “Hermanos Grimm” versión macabra, que ha hecho más por el imaginario colectivo que ningún otro ser humano en el mundo. de su mente han salido otras joyitas cinéfilas como “Cadena perpetua”, “El resplandor”, “La milla verde” o “Cuenta conmigo”, que es sin duda el principal referente de la que nos ocupa. Si alguien dudaba que “Stranger Things” le debía mucho a este autor… bueno, pasen y vean. Ya en la propia novela, King dice algo así como que “ser niño es aprender a vivir… y ser adulto es aprender a morir”, que vendría  a ser un buen análisis del por qué nos asusta tanto esta película. Al igual que en muchas otras de sus obras, King coge un miedo ancestral del ser humano y le da la forma perfecta para convertirse automáticamente en una de tus peores pesadillas. Es lo que pasa con los “niños perdidos”, un concepto que también inspiró, en un línea diametralmente opuesta, el “Peter Pan” de J.M. Barrie. Desde el prólogo de “It”, brillante en pocos minutos en la definición de la relación entre los dos hermanos, y la pérdida de uno de ellos jugando aparentemente feliz, un tambor tribal que se remonta al principio de la creación sonará en tu pecho diciéndote que lo que estás viendo (la pérdida de la inocencia, en suma) es algo horrible. Cierto es, no obstante, que la concatenación de escenas terroríficas que se van desglosando posteriormente en la película van mermando, por simple reiteración, ese escalofrío en la columna vertebral, pero para entonces ya estarás más que atrapado por su historia, por tanto en cuanto ésta ofrece mucho más en su visionado. “It” es a ratos nostálgica, entrañable, cómica y, por supuesto, terrorífica. En definitiva, brillante. Y si no se la nomina en la categoría de Mejor Película… dejaré de creer en los Oscar. “Esperad… ¿es algo que sólo ven los vírgenes? ¿Por eso yo no he visto una mierda?”.


Curiosidades: la principal novedad de la película con respecto a la novela es que aquella ubicaba los hechos de la línea temporal de los niños en la década de 1950. Aquí, una marquesina de cine anunciando las proyecciones de “Batman” y “Arma Letal 2”, junto a los guiños a la “boyband” de los “New Kids On The Block” nos sitúan en el año 1989. Al margen de su marco histórico, la forma de las pesadillas es otro de los cambios más relevantes, pues en la novela los protagonistas eran los personajes de las películas de la factoría Hammer como “Drácula” o el “Hombre Lobo”. Aquí, y en concreto la pesadilla de la mujer sin rostro, está basada en una pintura de Amedeo Modigliani, que Muschetti odiaba siendo niño y que colgaba de las paredes de su casa; pintura que también sirvió como referente para su anterior película, “Mamá”. Otro de los aspectos más significativos que se han perdido en la translación son las connotaciones sexuales que siempre suelen pulular en las obras de King, especialmente una donde, al final de la aventura, Beverly tiene que “consumar” con toda la pandilla en una especie de “orgía infantil”, para poder hacer frente al payaso.


Memorable: todo el elenco, tanto infantil como adulto. Desde Bill Skarsgard, cuya mirada desde las cloacas en su primera aparición te dejará helado, pasando por Jaeden Lieberher como “Bill”, que soporta gran parte del peso de la historia con entereza, la adorable Sophie Lillis como “Beverly Mars”, el tierno Jeremy Ray Taylor como el gordito “Ben”… o el inconmensurable Finn Wolfhard como “Richie”, deudor directo del Corey Feldman de “Stand By Me”.


Mejorable: por decir algo, podrían haber enfatizado un poco más el concepto de aventura e investigación, que en la novela de King pasaba por descubrir los secretos de toda una comunidad azotada desde que el tiempo es tiempo por una especie de maldición que había marcado a muchos de sus habitantes pero que, al tiempo, la habían llegado a aceptar como algo “normal”. Pero vamos… por decir algo.



Parafraseando: en el momento más crítico de la historia, Bill pide a sus amigos que le abandonen y le dejan a merced de Pennywise. Su mejor amigo, Richie, parece a dispuesto a hacerlo: “Te lo dije, Bill. Te lo dije, joder. No quiero morir. Es culpa tuya. Me has dado un puñetazo… me has metido en aguas llenas de mierda… me has traído a una puta casa de drogatas… Y ahora… voy a tener que matar a este puto payaso. ¡Bienvenido a los putos “Perdedores”, gilipollas!”.

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