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sábado, 11 de marzo de 2017

KATY PERRY: teenage dream (2010)


En muchos sentidos, el segundo trabajo de Perry, editado por Capitol, recuerda al debut en solitario de Gwen Stefani, el recordado “Love Angel Music Baby”, de 2004. Ambos discos son lo mejor que uno puede esperar del “pop-chicle” (traducción: de usar y tirar). Y es que, “Teenage Dream” es simpático, variado, excelentemente producido e ideal para ponerlo en el coche en cualquier momento o en un botelleo con los amigos. Incluso para ponerte tontorrón con tu chico/a. Pero… cuando empiezan los paralelismos, la cosa cambia. Me explico: la californiana superó a Michael Jackson al colocar cinco singles seguidos en el número uno de la lista Billboard: “California Girls”, “Firework, “E.T”., “Last Friday Night” y “Teenage Dream”, lo que son palabras mayores, amigos. ¿Significa eso que “Teenage Dream” es mejor que “Thriller”? Ni de coña, sobre todo cuando algunos de esos temas no merecían liderar ningún top (¡¿”Last Friday Night”?!… por favoooooor, será una broma, ¿no?).
 Pero bueno, de esto en realidad no tiene culpa Perry (además, no nos metamos mucho con ella que la pobre está hecha polvo después de cortar con su marido). Precisamente, una de las sorpresas agradables del álbum está dedicada a Russell Brand… y a lo bueno que es follar con él. “Hummingbird heartbeat” empieza con una declaración de principios: “Me haces sentir que estoy perdiendo la virginidad por primera vez, cada vez cuando estás tocándome”. Pero la californiana tampoco olvida sus raíces cristianas y en otro buen tema, “Who am i living for”, menciona a Esther, la judía que se casó con el rey de Persia y descubrió un complot para exterminar a su raza. Además, la voz de Perry en este tema se parece a la mejor Rihanna.
Porque, siendo honestos, Katy Perry no es que tenga una gran voz. Y, como ya hemos dejado claro, tampoco ha inventado nada. Su gracia está en aparecer semi-desnuda en “California Girls”, mencionar en dicha canción el “sexo en la playa” y encima dejarse acompañar por un proxeneta confeso como Snoop Dogg. Ese rollo ochentero, con letras de amor idealizado de instituto (no en balde, el disco se llama “Sueño adolescente”) es simpático, pero vacuo. Sin embargo, también es lo que ha hecho vender el trabajo. Afortunadamente, el álbum tiene otras virtudes que merecen más escuchas. En resumen: “Teenage Dream” es un buen disco. Ni es una obra maestra ni tampoco tan superfluo como parece. Pero es un buen disco. Puede que sea el principio de una nueva estrella pop… o unos fuegos artificiales (“Firework”) al igual que lo fue la propia Stefani como solista de éxito.

Por cierto, y aunque siento debilidad por “E.T.”, al menos por la versión cantada junto a Kanye West, cuanto menos por ser el sencillo más anti-comercial de todo el álbum, sin duda “Firework” es ese hit pegadizo que pasará a la historia, ideal para ponerlo con los colegas en el coche y desgañitaros cuando lleguéis al estribillo. Ah, y estoy de acuerdo con el chaval de la peli “Los principios del cuidado”, protagonizada por Paul Rudd y Selena Gómez: si algún día consigo que la Perry me haga una mamada, sin duda ésta es la canción que quiero que esté sonando de fondo. Esos sí que iban a ser unos buenos “fuegos artificiales”. Porque… el tema va de eso, ¿no? Definitivamente, debo mejorar mi nivel de inglés.

martes, 28 de febrero de 2017

SERGIO DALMA: vía dalma (2010)


Información general: reseña del décimo cuarto trabajo de estudio de Sergio Dalma, titulado “Vía Dalma” y que consta de doce temas, todos ellos versiones al castellano de clásicos italianos. Publicado en noviembre de 2010, fue elegido “Disco del Año” y consiguió 6 discos de platino, suscitando una continuación, “Vía Dalma II”, de idéntica concepción.

Crítica: hay dos maneras de tomarse este disco. Una de ellas es como una loable jugada de márketing: un álbum de los denominados de “primera escucha” (puesto que todas sus canciones son conocidas por el gran público en su mayoría), lanzado en plena campaña navideña y que, además, se adapta al registro del cantante como anillo al dedo, transformado para la ocasión en nuestro particular crooner al estilo de Sinatra o Bublé. La otra manera, claro, es decir que “Vía Dalma” fue una tomadura de pelo; un ejercicio puramente mercantilista de uno de nuestros “divos”, que debería de haberse arriesgado más en un mercado en crisis poco dispuesto a apostar por “lo nuevo”; un capricho onanista y a caballo ganador, emulando lo que tanto él como otros artistas foráneos han criticado: esa moda de los “triunfitos” y demás programas del estilo, que se dedican a vivir de los éxitos de los demás con sus particulares “karaokes”. Y, aunque me decanto por esta última acepción, este trabajo me hace tanta gracia que sólo puedo incluirlo como mi favorito dentro de la discografía del intérprete de “Bailar pegados”. Ya sea por la absurda traducción de “Tú”: “Tú, por aquí, por allá, el amor servido y tú, dime si te va… mi camastro y fuerte y tú… más liviana y sutil que la gomaespuma” o la obsoleta temática de su tracklist: en “Por Elisa” parece dedirigirse a un amigo que se ha convertido en un calzonazos por su novia, mientras, “Caminaré” es una sonrojante apología de la procreación con el único fin de dejar a tu pareja embarazada (“Yo te sembraré… tú germinarás”); y en la conocida “El jardín prohibido”, un hombre infiel tiene la caradura de confesarle a su pareja que le acaba de poner los cuernos con su mejor amiga, esgrimiendo todos los tópicos posibles del promiscuo (“No lo volveré a hacer más”), pero continuando con un discurso de lo más machista (“La vida es así, no la he inventado yo… sólo me he portado como un ser humano”). Para mear y no echar gota. Por no mencionar ese “Soy un italiano” que habrá hecho las delicias de su público de allí, pero entonada aquí… ¿qué quieres que te diga? O te lo tomas a risa, como un ejercicio canalla de alguien que puede permitirse el lujo de hacer lo que quiera y encima resultar simpático… o no hay por donde cogerlo. Más meritorio es el esfuerzo por intentar llegar en falsetto a algunas de las notas originales (sobre todo en “De amor ya no se muere”), máxime teniendo en cuenta que Dalma es, sobre todo, conocido por su registro de graves, pero el conjunto en general llama al tirón de orejas por haberse limitado a una traslación literal del material original. Riesgo cero que sin duda (y ahí están las cifras de ventas para testificarlo) haría las delicias de sus fans, pero aporta poco o nada a un mercado español que clama a gritos desde hace décadas un cambio de rumbo. Seguimos en los cantantes melódicos tipo Raphael o los grupos pop deudores de la movida de los 80. Que ojo, no es que critique ninguna de estas propuestas, pero… ¿no hay nada más en el horizonte? Pero bueno… ¿qué culpa tiene el bueno de Sergio de todo esto? Pues nada. En realidad, como decía al principio, “Vía Dalma” le levantó de nuevo su carrera, que andaba algo de capa caída, y le posicionó definitivamente como nuestro crooner patrio, toda vez que Julio Iglesias anda medio jubilado y, de todas maneras, dejó de vivir aquí hace ya mucho tiempo. Exquisita producción de Claudio Guidetti, habitual de Umberto Tozzi, Eros Ramazzotti o Laura Pausini (y en Milán, como no podía ser de otro modo) que, como señalaba anteriormente, “limpia” los tracks originales pero sin salirse un ápice de las melodías grabadas en su día Que los experimentos, dicen, para la Coca-Cola.