En muchos sentidos, el segundo trabajo de Perry, editado por
Capitol, recuerda al debut en solitario de Gwen Stefani, el recordado “Love
Angel Music Baby”, de 2004. Ambos discos son lo mejor que uno puede esperar del
“pop-chicle” (traducción: de usar y tirar). Y es que, “Teenage Dream” es
simpático, variado, excelentemente producido e ideal para ponerlo en el coche
en cualquier momento o en un botelleo con los amigos. Incluso para ponerte
tontorrón con tu chico/a. Pero… cuando empiezan los paralelismos, la cosa
cambia. Me explico: la californiana superó a Michael Jackson al colocar cinco
singles seguidos en el número uno de la lista Billboard: “California Girls”, “Firework,
“E.T”., “Last Friday Night” y “Teenage Dream”, lo que son palabras mayores,
amigos. ¿Significa eso que “Teenage Dream” es mejor que “Thriller”? Ni de coña,
sobre todo cuando algunos de esos temas no merecían liderar ningún top (¡¿”Last
Friday Night”?!… por favoooooor, será una broma, ¿no?).
Pero bueno, de esto
en realidad no tiene culpa Perry (además, no nos metamos mucho con ella que la
pobre está hecha polvo después de cortar con su marido). Precisamente, una de
las sorpresas agradables del álbum está dedicada a Russell Brand… y a lo bueno
que es follar con él. “Hummingbird heartbeat” empieza con una declaración de
principios: “Me haces sentir que estoy perdiendo la virginidad por primera vez,
cada vez cuando estás tocándome”. Pero la californiana tampoco olvida sus
raíces cristianas y en otro buen tema, “Who am i living for”, menciona a
Esther, la judía que se casó con el rey de Persia y descubrió un complot para
exterminar a su raza. Además, la voz de Perry en este tema se parece a la mejor
Rihanna.
Porque, siendo honestos, Katy Perry no es que tenga una gran
voz. Y, como ya hemos dejado claro, tampoco ha inventado nada. Su gracia está
en aparecer semi-desnuda en “California Girls”, mencionar en dicha canción el
“sexo en la playa” y encima dejarse acompañar por un proxeneta confeso como
Snoop Dogg. Ese rollo ochentero, con letras de amor idealizado de instituto (no
en balde, el disco se llama “Sueño adolescente”) es simpático, pero vacuo. Sin
embargo, también es lo que ha hecho vender el trabajo. Afortunadamente, el
álbum tiene otras virtudes que merecen más escuchas. En resumen: “Teenage
Dream” es un buen disco. Ni es una obra maestra ni tampoco tan superfluo como
parece. Pero es un buen disco. Puede que sea el principio de una nueva estrella
pop… o unos fuegos artificiales (“Firework”) al igual que lo fue la propia
Stefani como solista de éxito.
Por cierto, y aunque siento debilidad por “E.T.”, al menos
por la versión cantada junto a Kanye West, cuanto menos por ser el sencillo más
anti-comercial de todo el álbum, sin duda “Firework” es ese hit pegadizo que
pasará a la historia, ideal para ponerlo con los colegas en el coche y
desgañitaros cuando lleguéis al estribillo. Ah, y estoy de acuerdo con el
chaval de la peli “Los principios del cuidado”, protagonizada por Paul Rudd y
Selena Gómez: si algún día consigo que la Perry me haga una mamada, sin duda
ésta es la canción que quiero que esté sonando de fondo. Esos sí que iban a ser
unos buenos “fuegos artificiales”. Porque… el tema va de eso, ¿no?
Definitivamente, debo mejorar mi nivel de inglés.
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