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Información
editorial: reseña de “Blood”, arco argumental comprendido entre los números 1
al 6 de “Wonder Woman”, según el relanzamiento de DC Comics, “The New 52”,
acontecido en septiembre de 2011. La colección es obra de Brian Azzarello
(guión) y Cliff Chiang, con algunos “fill-ins” de Tony Akins. En España, ECC lo
editó en el tomo titulado “Sangre”, en un volumen de 160 páginas al precio de
16.95 euros.
Antecedentes:
aunque oficiosamente forma parte de la “Trinidad” de DC Comics y ha sido el
gran personaje femenino de la editorial desde su creación en la década de 1940,
Wonder Woman nunca ha sido uno de los títulos más vendedores y el curso del
resto del universo no ha girado en relación a ninguno de los eventos planteados
en su cabecera, algo que sí ocurre con Superman o Batman. Desde 2006, además,
la revelación de que la princesa amazona asesinó a Maxwell Lord tras lo
ocurrido en “Crisis de Identidad” llevaron al personaje primero a ceder su
cetro a su prima Donna Tory y posteriormente a intentar ser reconducida sin el
éxito esperado por J.M. Straczynski. Así las cosas, y con una película en
solitario en el horizonte, DC aprovechó su famoso relanzamiento para empezar
prácticamente de cero confiando en el buen saber hacer de Brian Azzarello,
autor no asociado comúnmente al género superheróico, responsable de “100
balas”, y al casi desconocido dibujante Cliff Chiang, hasta la fecha visto en
“Blanco Humano” o “Greean Arrow y Canario Negro”. Ambos autores plantearon un nuevo
rumbo más cercano a la brillante y recordada etapa de George Pérez,
involucrando a Diana Prince en su vertiente más mitológica, en una etapa de
larga duración aclamada por la crítica.
Historia: Zeus ha
desaparecido del trono del Olimpo, así que la vacante es pronto objeto de deseo
del resto de deidades: empezando por su esposa Hera, sus hermanos Hades y
Poseidón, o sus hijos Apolo y Ares. Aprovechando la coyuntura, además, Hera se
dispone a matar a todos los hijos bastardos de Zeus, lo que pone en un grave
aprieto a una humana llamada Zola, que intentará seguir con vida gracias a la
ayuda de Hermes, el mensajero de los dioses, y la propia Wonder Woman.
SPOILER: durante
la aventura, que les lleva desde París a la isla de Themyscira, hogar de las
amazonas, Diana descubre que su origen (un bebé de barro al que su madre
Hipólita dio forma y la magia de los dioses dio vida apiadándose de su falta de
fertilidad) es falso. En realidad, Diana es fruto de la relación de Hipólita
con el propio Zeus, lo que hace de ella misma una bastarda que podría matar a
su padre y ocupar su trono, según algunas profecías. Repudiada por sus
compañeras, Diana abandona Themyscira junto a Hermes, Zola y su recién
descubierta hermana Discordia, mientras Hera hace acto de presencia en la isla
y convierte a Hipólita en una estatua de piedra y al resto de amazonas en
serpientes, como represalia por haberla engañado. Finalmente, Hades raptará a
Zola y la llevará consigo al inframundo, como medida de presión para que Wonder
Woman le consiga el trono del Olímpo.
Crítica: ya sé
que estáis pensando, en caso de que hayáis leído la sinopsis sin haber ojeado
el cómic original, que lo que aquí tenemos es una especie de “Ira” o “Furia de
Titanes”, cosa que realmente podría funcionar como concepto en viñetas (toda
vez que sus virtudes como película son harto discutibles… hablando siempre del
“reboot”, ojo). Nada más lejos de la verdad, pues Azzarello plantea un buen
equilibrio entre la mitología y la re-invención de todo el entramado que rodea
a la “princesa guerrera” (me gusta llamarla así, a pesar de ser consciente de
estar hablando de “WW” y no de “Xena”, pero esta especie de “rollo bollo” con
Zola da que pensar), en un acercamiento más propio al cómic independiente, con
un desarrollo de personajes muy amplio y cierto toque “kitsch”, donde Wonder
Woman no es la protagonista, sino la excusa para crear un universo propio a su
alrededor. Azzarello, pues, dota por fin a Diana de un grupo de secundarios que
bien meecen el precio de portada, pues no sólo es atípica la nueva versión de
los dioeses, sino que nuevas creaciones como ese “medio-hermano” llamado Lennox
que combatió en la II Guerra Mundial y que “pasa de todo” lo concerniente a su
árbol genealógico roban el centro de la atención del lector. Puede que algunos
echen en falta la epicidad superheróica de otros títulos, pero para eso, DC ya
creó el título “Superman(Wonder Woman”. Aquí, no sólo hacen mutis por el foro
el resto del universo DC, sino que la injerencia de crossovers o eventos es
nula, lo que permite a Azzarello contar su historia, que es mucho más amplia y
compleja de lo que muestran estos primeros seis números que, no obstante, son
un buen punto de partida. A colación con el tono de la serie, tenemos el dibujo
de Cliff Chiang, amado por algunos por su limpieza, narrativa y estilo “naif”,
y odiado por aquellos que gustan más del dinamismo enérgico y realismo de otros
autores. En lo único que coincidimos todos es en que “encajan” con el atípico
acercamiento que su escritor ha dado al personaje.
Resumiendo: para algunos, “Wonder Woman” es ese título “tapado” del relanzamiento de DC Comics que realmente funcionó como tal para el caso que nos ocupa, frente a otros como el de Superman que se antojaron como más discutibles. Sin duda, la “Wonder Woman” de Azzarello será de esas etapas que los fans del personaje recordarán durante décadas, procurándole un entorno donde realmente pueda entenderse su concepto como personaje dentro del resto del universo superheróico al que pertenece. La inclusión de Diana en la colección de la “Justice League” y su co-protagonismo con su “novio” Superman en otro título hacen que ésta colección sea realmente un campo de cultivo para el desarrollo de Wonder Woman en la difícil empresa de consolidarla realmente como una “diosa” y pilar fundamental de la editorial. Imprescindible para su mito fundacional de amplio espectro una vez nos llegue la película protagonizada por Gal Gadot.
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