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sábado, 25 de marzo de 2017

Crítica de "JOHN WICK" (2014)


Año: 2014. Dirigida por: Chad Stahelski (especialista de acción, por ejemplo, de Brandon Lee tras el fallecimiento de éste en el rodaje de “El Cuervo”) y David Leitch (“Atomic Blonde”). Intérpretes: Keanu Reeves (el mítico Neo de “The Matrix”), Michael Nyqvist (Mikael Blomkvist en la trilogía original de la saga “Millennium”), Alfie Allen (Theo Greyjoy en “Juego de Tronos”), Adrianne Palicki (“G.I. Joe: La Venganza”… ver crítica), Bridgest Moynahan (la serie de CBS “Blue Bloods”), Dean Winters (la serie “Battle Creek”), Ian McShane (Barbanegra en “Piratas del Caribe: En mareas misteriosas”… ver crítica), John Leguizamo (“Atrpado por su pasado”) y Willem Dafoe (“La sombra del vampiro”). Presupuesto: 20 millones de dólares. Recaudación: 88 millones.


Franquicia: si bien la primera entrega que hoy reseñamos no tuvimos la suerte de verla en pantalla grande, las distribuidoras patrias sí han tenido a bien darnos ese privilegio con la secuela, que se estrenará dentro de poco (en nuestras salas, en USA lleva ya un mes) con el título de “John Wick 2: Pacto de sangre” (“John Wick: Chapter 2”, en el original), en esta ocasión únicamente con Chad Stahelski como realizador, ya que Leitch se ha encargado del thriller de acción “Atomic Blonde” protagonizado por Charlize Theron y James McAvoy. En cualquier caso, esta secuela llegará a nuestras pantallas siendo un éxito, habiendo multiplicado por cuatro su presupuesto de 40 millones, lo que podría facilitar una tercera entrega que, sin embargo, todavía no se ha confirmado… aunque se da por hecho.


Sinopsis: el hijo de un mafioso ruso que opera en Nueva York se encapricha del viejo coche de un (aparente) “donnadie”. Ante la negativa de éste por vendérselo, el chico entra a la fuerza en su casa y le da una paliza, llevándose las llaves del vehículo y matando, de paso, al cachorrito del hombre. Un acto violento pero que, considera, no tendrá repercusión hacia su persona. Craso error. El tipo al que ha tocado las narices es John Wick, toda una leyenda dentro del mundo de los sicarios, que ha perdido recientemente a su mujer, y que había encontrado en el perro que ella le regaló su único consuelo y excusa para seguir viviendo. Ahora, nada ni nadie impedirá a Wick cobrarse la venganza… aunque para ello deba declarar una guerra en toda la ciudad.


Crítica: parece mentira, con la cantidad de veces que se ha repetido esta consigna en los últimos años, pero mucha gente no lo acaba de entender. A día de hoy, quedan muy pocas historias que no se hayan contado ya. Por esto, lo importante no es el “qué”, sino el “cómo”. Durante décadas, la nula expresividad de Reeves ha sido un chiste entre los amantes del cine. No se puede negar que, por el motivo que fuere, el chico tiene carisma. Pero las facciones de su rostro se desplazan menos que el portero de un futbolín. Esto, y una elección de papeles un tanto discutible, habían hecho que se le perdiese la pista más allá de la trilogía con los hermanos Wachowski. Algo, por cierto, mucho más comprensible, si cabe, habida cuenta que la sombra de Neo es muy alargada. Cualquier otro, en su lugar, habría cogido el guión de “John Wick” (me niego a referirme a ella como “Otro día para matar” o como sea que la titulase aquí la distribuidora), que, no lo neguemos, a priori parece un pastiche de serie B sobre “justiciero callejero”, al más puro estilo Liam Neeson de los últimos tiempos (en el mejor de los casos) o al Nicolas Cage de siempre (en el peor), y lo habría rechazado por su limitado trasfondo y su convencional desempeño. Pero Keanu vio una posible redención, y se juntó con el guionista Derek Kolstad para pulir y trazar de manera más contendente el universo propio en el que se desenvuelve el protagonista, dotándolo de una entidad única y mucho más “cool”. Con este nuevo borrador, el propio Reeves se lo entregó en mano a los tipos que había conocido en “The Matrix” como especialistas y les dio la oportunidad de debutar como realizadores, consciente de que en un vehículo de acción como éste, nadie mejor que unos profesionales sobre la misma para darle un aire seco, directo y contundente como un gancho a la mandíbula. En definitiva, Keanu Reeves se involucró de tal manera en la confección del alma de la película que el resultado final sólo podía ser un tiro certero hacia el éxito… o un suicidio profesional sin retorno. Afortunadamente, la moneda (nótese el uso que se hace de ellas durante el metraje) cayó del lado de la justicia. De la que uno se toma con sus propias manos, claro.


Resumiendo: honestamente, nada bueno esperaba de una premisa argumental como la que tenemos aquí, ni mucho menos de una cinta donde Keanu Reeves esté en el elenco, puesto que su nombre ya no es garantía de nada. O de nada bueno, al menos. Sin embargo, o quizá precisamente por esas bajas expectativas, “John Wick” se presenta como un juego de homenajes a los thrillers de Hong Kong del John Woo de sus buenos tiempos, y también un poco como el Sergio Leone de la trilogía del “jinete sin nombre”, con un personaje que es una leyenda que deberemos ir descubriendo conforme pasen los minutos. Una vuelta de tuerca a este manido género que popularizó Charles Bronson y que aquí adquiere una nueva dimensión, claramente dirigido a las nuevas generaciones que han crecido con el “anime”y su estilización de la violencia. Tan sencilla como efectiva para desquitarse ante ella.


Memorable: la mitología propia que genera la película alrededor del protagonista, con esa “empresa de limpieza” para recoger los cadáveres, el hotel Continental exclusivo para sicarios, el pago con monedas al más puro estilo “western”, el código ético-laboral que se establece entre los asesinos, etc. Una “patochada” tan surreal como divertida, que ayudan a definir el tono de la propuesta.


Mejorable: lo poco que aparecen algunos secundarios de lujo como Leguizamo o McShane. En realidad, el montaje inicial se recortó casi cuarenta minutos, así que es de suponer que bastante de ambos sería fruto del “tijeretazo”, si bien (creo) hasta la fecha no ha salido ninguna versión con dicho material extra. ¿Tendrán más cancha en la secuela? Seguiremos informando. Naaaah, no os voy a dejar con la intriga. Lo cierto es que sí, ambos roles vuelven a tener cabida en la secuela.


Curiosidades: a pesar de que no aparece en el reparto ni hay ninguna explicación plausible para tal efecto (por ejemplo, que sean amigos más allá de la pantalla), en la producción de la cinta encontramos a la actriz Eva Longoria, conocida por ser la Gabrielle Solís de “Mujeres Desesperadas” y que actualmente también busca su hueco en la industria una vez finalizado su papel de mayor éxito.



Parafraseando: de una manera bastante elocuente, el mafioso ruso intenta hacerle comprender al inconsciente de su retoño la magnitud y gravedad del infierno que ha desatado, revelándole la verdadera identidad de John Wick: “Una vez fue de los nuestros, ¿sabes? Lo llamaban “Baba Yaga”” “¿El hombre del saco?” “John no era exactamente “el hombre del saco”… Era el tipo al que enviabas a matar al puto hombre del saco”.

domingo, 19 de marzo de 2017

Crítica de "G.I. JOE: La venganza" (2013)


Año: 2013. Director: Jon M. Chu (director de las dos primeras secuelas de “Step Up””). Intérpretes: Dwayne Johnson (“San Andreas”), Adrianne Palicki (la serie “The O.C.”), D.J. Cotrona (Seth Gecko en la serie de “Abierto hasta el manaecer”), Bruce Willis (el John McClane de “Jungla de Cristal”), Byung-hun Lee (“Los siete magníficos”), Ray Park (Darth Maul en “Star Wars – Episodio I: La amenaza fantasma”), Jonathan Pryce (El Gorrión en la serie “Juego de Tronos”), Channing Tatum (“Magic Mike”), Ray Stevenson (Frank Castle en “Punisherr: War Zone”), Arnold Vosloo (Inhotep en las dos primeras entregas de “La Momia”), Joseph Mazzello (el otrora niño de “Jurassic Park”). Presupuesto: 93 millones de dólares. Recaudación: 375 millones. 


Franquicia: es la secuela de la primera “G.I. Joe” (ver crítica) de 2009, y especie de reinicio de la marca cinematográfica basada en los populares juguetes de Hasbro. Actualmente, sigue en pie el desarrollo de una tercera entrega, si bien el director D.J. Caruso ha confirmado que existe una posibilidad bastante alta de verlos en pantalla grande en un crossover con los “Transformers”, la otra licencia de la empresa de muñecos articulados.


Sinopsis: con Zartan usurpando la identidad del Presidente de los Estados Unidos, los “Joes” son diezmados y eventualmente dados por muertos, si bien tres de sus miembros: “Roadblock”, “Lady Jaye” y “Flint”, han conseguido sobrevivir y ahora buscarán represalias contra el Comandante Cobra y su organización, mientras Snake Eyes va a la caza y captura de Storm Shadow. El destino del mundo será finalmente puesto sobre la balanza cuando Zartan obligue a los principales líderes mundiales a desarmar su arsenal nuclear, quedando indefensos ante un nuevo arma capaz de arrasar países de un solo golpe.


Crítica: “A las nueve de la mañana ya he puesto más bombas que la mayoría en todo un día”. Si estáis esperando que responda a la eterna pregunta de si la secuela de “G.I. Joe” es mejor que su predecesora, me temo que en este caso vais a esperar sentados. Se podría decir que sí, en la medida que es un producto diseñado, fabricado y envuelto en papel de regalo para todos aquellos que crecimos durante los ochenta con los cómics, el arcade de los salones recreativos y la serie de dibujos televisiva. Un pasatiempo altamente estilizado que te lleva a sacar de su caja a tus muñecos articulados y sacudirles un rato el polvo haciendo que les den estopa a “Mr Potato” o cualquier otro que tengas en ese viejo baúl de los recuerdos (porque dudo que alguien se comprase en su día una figura de los malosos de la película). Sin embargo, hay cierta tendencia en “Retaliation” (título original en inglés) a darle un mayor cariz épico-dramático a lo que en la primera entrega Sommers planteó como una payasada auto-consciente, y claro… el resultado final se cae por su propio peso habida cuenta que el contexto del film nunca puede sobrevivir en otro ámbito que no sea en el de la fantasía. Carente, además, de un villano principal que sea realmente temible (hay demasiados personajes diseminados por la historia, si bien los guionistas tratan de paliar un poco este hándicap con la división de dos tramas principales paralelas) el devenir de los acontecimientos se traduce en una sucesión de escenas de acción que suenan a algo ya vivido, produciendo cierta desconexión entre el respetable que sólo se sacude a ratos con la veteranía de Willis o Pryce, quizás los únicos que estén ahí con la promesa de cobrar el cheque, pero paradójicamente entregados a la causa conscientes de que lo que hacen noes más que un “juego”. Y nunca mejor dicho. Por cierto, para juegos… mítico Jonathan Pryce echándose una partidita al “Angry Birds” mientras los misiles nucleares sobrevuelan todo el globo terráqueo.

Resumiendo: en la gloriosa época del VHS, existían un tipo de películas que la chavalería acudíamos en masa para ver en cines, que meses después arrancábamos de las estanterías de los videoclubs, luego la veíamos media docena de veces en caso de tener Canal + en casa, y que finalmente aún caen de vez en cuando en algún visionado dominical a la hora de la siesta. Todo ello, porque eran altamente espectaculares… a la par que igualmente vacuas, por lo que cinco minutos después de la aparición de los títulos de crédito su argumentos y escenas principales se perdían en una cacofonía ruidosa de explosiones y frases lapidarias. Si eres de los que no soportan ese tipo de films, abstente de darle una oportunidad al que nos ocupa. Si eres de los que se sienten identificados con lo anterior… disfrútalo.

Memorable: la secuencia de los ninjas haciendo “rafting” por la pared rocosa y peleando a la vez con katanas. Es la única excepción a lo apuntado en un par de apartados arriba. Esa escena de acción que realmente recordarás con el paso del tiempo y que te harán flipar en la butaca. En líneas generales, “Snake Eyes” siempre fue lo mejor de la serie; esa suerte de “Lobezno” para los “G.I. Joe”. Aquí, no obstante, su parquedad de palabras (es mudo, de hecho), hacen que “Storm Shadow” le gane la partida en cuanto a carisma, de lejos.


Mejorable: hay algunos roles sin mucho sentido, y que parecen justificarse únicamente por la necesidad de poner en el mercado muñecos nuevos… o para pagarle menos caché a algunos actores. Especialmente llamativo es el caso de “Flint”, un sosias del rol de Tatum pero sin menos gracia… o esa ninja que persigue a Snake Eyes por donde quiera que va, pero no sabes ni cómo se llama, ni quién es, ni por qué está ahí.

Curiosidades: el rapero RZA, cofundador de los Wu Tang Clan, aparece como discípulo del maestro de Snake Eyes y Storm Shadow. El músico es un confeso admirador de las películas de kung-fu, y poco después dirigió y protagonizó “El hombre de los puños de oro”, además de poner música a la banda sonora de “Kill Bill”. Por otro lado, la película retrasó un año su estreno para adecuarla a la moda del 3D, un tiempo que de paso se empleó para darle unos minutos más de protagonismo al rol de Tatum, que seguía cada vez más en alza y en la versión inicial fallecía nada más empezar el metraje.



Parafraseando: imaginamos que el motivo real de la deserción de Duke/Tatum en los primeros compases se debe a proporcionar un golpe de efecto en el guión, si bien con ello perdemos la química que su personaje tiene con el de Johnson en los primeros minutos, ejemplificado en la escena donde ambos compiten en un videojuego tipo “Call of Duty”, antes de ser sorprendidos por las hijas de Roadblock, que huyen poco después ante las gracietas del primero: “No es la primera vez que una chica huye de ti gritando” “No es la primera vez… que dos chicas huyen de mí gritando” “Tío, completamente fuera de lugar” “Es para que lo sepas” “Completamente”.