Año: 1997. Director:
Wes Craven (“Vuelo nocturno”). Guión: Kevin Williamson (“Secuestrando a la
Srta. Tingle”). Música: Marco Beltrami (compositor especializado en el género
del terror autor de, por ejemplo, de la B.S.O de “Hellboy”). Intérpretes: Neve
Campbell (“Juegos Salvajes”), David Arquette (“Nunca me han besado”), Courtney
Cox (la serie “Cougar Town”), Jerry O´Connell (“Misión a Marte”), Sarah
Michelle Gellar (“Crueles intenciones”), Liev Schreiber (el Dientes de Sable de
“X-Men Orígenes: Lobezno”), Jada Pinkett (“Matrix Reloaded”), Timothy Olyphant
(“Hitman”). Presupuesto: 24 millones de dólares. Recaudación: 172 millones.
Premios: Neve Campbell ganó un premio MTV a la Mejor Interpretación Femenina.
Franquicia: lógicamente,
la que nos ocupa es la secuela de la original “Scream” (ver crítica) de 1996, que sigue siendo a día de hoy la cinta de
terror mas taquillera de todos los tiempos en USA. Después llegarían “Scream 3”
(2000) y “Scream 4” (2011). Los hermanos Weinstein, productores de toda la
franquicia, tenían previsto completar una segunda trilogía, pero la recaudación
de la última cinta fue inferior a las expectativas generadas, por lo que la
ficción viró hacia un nuevo rumbo con el estreno de una serie de televisión en
la cadena MTV, cuyas dos primeras temporadas se emitieron en 2015 y 2016. Una tercera
temporada ha sido confirmada para 2017, que constará de 6 nuevos capítulos y
servirán de reinicio para la serie.
Sinopsis: Sidney
Prescott y Randy Meeks, los supervivientes de la matanza de Woodsboro, intentan
pasar página en su nueva vida como universitarios, pero el estreno de una
película basada en su historia y el inicio de una serie de crímenes que apuntan
a un imitador de “Ghostface” llevan de nuevo a su vida al ayudante del sheriff
Dwight Riley y la periodista Gale Weathers, junto al anterior sospechoso puesto
en libertad, Cotton Weary, los cuales por supuesto pasan a ser automáticamente
posibles víctimas y verdugos en la nueva ola de asesinatos.
Crítica: “Les
diré una cosa: será una excelente película”. Una de las cosas que me gustan del
hip-hop es esa forma de referirse a su música como “el juego del rap”, por más
que seguramente sea el estilo donde los cantantes (o MCs, en este caso) se
expongan de manera más personal. Pero en esencia, no deja de ser un espectáculo
para los demás. Un “juego”. Extrapolando eso al mundo del cine, los hay que
piensan que están reinventando la rueda y los hay que, sencillamente, son
conscientes de que forman parte de una maquinaria que lleva girando muchos años
antes de que ellos apareciesen. “Scream 2” va un paso más allá en su concepción
del “slasher” como una vía de contar su propia historia, y siendo ya artífices
de toda una “fiebre revival” sobre el género, las meta-referencias y las
autoparodias llegan al paroxismo con el estreno de “Puñalada”, una película
dentro de la película que ficciona los supuestos hechos reales del film
anterior, donde Tori Spelling acaba finalmente interpretando el papel de Sidney
(tal y como la propia Neve Campbell vaticinaba en la cinta original), y la
periodista a la que da vida Courtney Cox se ríe de su desnudo en internet
asegurando que utilizaron su cabeza sobre una foto del cuerpo de su “friend”
Jennifer Aniston, amén de las consabidas coñas sobre lo malas que son las
segundas partes y los requisitos que debe tener toda secuela que se precie de
serlo para triunfar (en resumidas cuentas: más muertes y más espectaculares).
Un axioma que también justificaba “South Park” en su salto a la pantalla grande
bajo el epígrafe de “Mejor, más grande y sin cortes”, que la película que nos
toca podría firmar punto por punto excepto en lo de “sin cortes”, porque aquí
de lo que se trata es precisamente de lo contrario. Craven y Williamson siguen
volcando las tintas en la vertiente más “descubre al asesino” de la premisa
argumental (lo que hace de la saga un curioso cruce entre “Scooby Doo” y las
novelas de Agatha Christie), pero sin olvidar que hay un amplio sector del
público sediento de sangre, por lo que ya forman parte también de su particular
intra-historia la cruel e irónica muerte sin sentido del prólogo en el cine, y
la de una Sarah Michelle Gellar pre-“Buffy” que no deja de ser una trasunta de
la de Barrymore en la primera “Scream” pero donde se sustituye la sorpresa por
el efectismo en pos de conseguir el mismo resultado.
Resumiendo:
siempre que tenemos que hablar de una secuela (o de una tercera o cuarta o…
parte de una saga) siempre está esa coletilla de “la primera era la mejor”.
Consciente de ello, “Scream 2” ni siquiera se plantea entrar en ese debate y
abraza su condición con sangriento descaro, precediendo a la fórmula actual de
Hollywood de concebir cualquier estreno como el inicio de una fructífera
franquicia. “Scream 2” es, por tanto, como “Scream”. No es “mejor”, pero es
“más”. Y con eso lo dice todo.
Curiosidades: ya
antes de que se le comprase el primer guión, Kevin Williamson había abocetado
unos borradores de cinco páginas cada uno para dos secuelas, pensando que esto
incrementaría sus opciones de que comprasen el primer guión, pues no estarían
adquiriendo sólo una película, sino una posible franquicia. Ante el éxito de la
original, Dimension Films dio luz verde a la secuela que hoy nos ocupa, pero
con menos de un año entre el estreno de ambas, hubo un serio contratiempo
cuando el guión entero se filtró por internet, lo que obligó a Williamson ha
hacer constantes revisiones, e incluso el propio Craven tuvo que rodar algunas
escenas tomando sus propias decisiones sobre lo que pasaba en la historia. En la
secuencia inicial en el cine, hubo tantos extras que a los pocos días de su
rodaje también lo que acontecía en la apertura del film se divulgó por las
redes. Todo ello llevó a una nueva política de los estuios en general, y de “Scream
2” en particular, a firmar cláusulas de confidencialidad, amén de otro tipo de
medidas como imprimir el guión en otro color para evitar ser fotocopiado,
destruirlo después de haberlo usado, limitar el acceso del equipo al mismo o
darle las separatas a los actores el mismo día de rodaje.
Memorable: la
persecución a Gale y Dewey en la sala de cine y la tensión en el accidente de
tráfico, cuando Sidney se ve obligada a pasar por encima de “Ghostface”, que
puede despertarse en cualquier momento. Toda una lección que nos dejó el maestro,
ya desaparecido, Wes Craven, de cómo hacerte estremecer sin necesidad de abusar
de los ganchos de efecto o la sangre falsa.
Mejorable: el
numerito de Jerry O´Connell (alias, el ex niño gordito de “Cuenta Conmigo”),
cantando a lo Tom Cruise en “Top Gun” y que da más vergüenza ajena que otra
cosa. Por cierto… ¿dónde demonios se ha vuelto a meter? Por aquella época
O´Connell estuvo implicado en algunas producciones importantes como “Jerry
Maguire” o “Misión a Marte”, pero lo cierto es que le he perdido la pista.
Parafraseando:
todos pensamos lo mismo, pero afortunadamente están las “cheerladers” de la
fraternidad para sacarnos de nuestro error: “Todos creen que las hermandades
femeninas son centros de felación, pero no es cierto” “Sólo promocionamos el
sexo seguro con condones. Vamos de amor, respeto y responsabilidad” “Aunque el
estilo armónica se acepta, ¿verdad?”.
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