Año: 2015. Productora: Walt Disney Pictures. Director:
Brad Bird (“Los increíbles”... ver crítica). Intérpretes: George Clooney (“Gravity”), Britt
Robertson (“La Cúpula”), Judy Greer (“Ant Man”), Hugh Laurie (“House”), Tim
Mcgraw (“El invitado”), Raffey Cassidy (“Blancanieves y la leyenda del
cazador”). Presupuesto: 190 millones de dólares. Recaudación: 196 millones.
Sinopsis: Unidos
por el mismo destino, una adolescente inteligente y optimista llena de
curiosidad científica y un antiguo niño prodigio inventor hastiado por las
desilusiones se embarcan en una peligrosa misión para desenterrar los secretos
de un enigmático lugar localizado en algún lugar del tiempo y el espacio
conocido en la memoria colectiva como “Tomorrowland”.
Crítica: “Si yo
fuese por la calle y viese a un niño con un “jet pack” volando por encima,
creería que todo es posible. Sería una inspiración. ¿Eso no harían del mundo un
lugar mejor?”. Cuando yo era un niño, la magia estaba en los cómics y en las
series de dibujos animados. El cine tenía un calado poderoso, por supuesto,
pero todavía no era capaz de hacer todo lo que la mente humana podía soñar (o
al menos, no de la manera en que fuese del todo creíble). Hoy en día, sin
embargo, los avances en efectos visuales y, sobre todo, el género superheróico,
han roto esa barrera y resulta muy difícil que la visión de alguien volando
(sobre todo, si lo hace con una mochila cohete) pueda despertar nuestras
emociones más olvidadas. Que Brad Bird lo consiga apelando sobre todo a la
nostalgia es ya de por sí un mérito, sobre todo teniendo en cuenta que fue uno
de los primeros en “normalizar” el mencionado fenómeno de los superhéroes con
sus “increíbles” de los que ya prepara una secuela, quizás para resarcirse del
varapalo que le ha supuesto esta cinta tan personal, por la que rechazó
ocuparse de la nueva “Star Wars”. Y no es que “Tomorrowland” vaya a pasar a la
historia como una de esas debcles económicas de órdago, pero que “sólo” hay
conseguido recuperar su mastodóstico presupuesto… y eso gracias a la taquilla mundial…
sin duda no entraba dentro de los planes de Disney, quienes demostraron tener
una fe ciega en el proyecto. Quizás las críticas que suscitó en su estreno en
USA se deban a ese escepticismo general en el que se encuentra el mundo de hoy
en día, donde un relato con espíritu “naif” no tiene cabida, o quizás fuese
debido a una campaña de márketing con uno de esos tráilers sangrantes que
mostraban más de lo que debiesen, pero el caso es que no se entiende la tibia
acogida que ha tenido y la nomino desde ya a futura cinta de culto de las
siguientes generaciones. Y es que, el “factor Spielberg” está muy alto en la
cinta de Bird. Y no, el rey Midas no ha tenido nada que ver en la gestación
directa del film, pero su visionado recuerda mucho a sus películas de los
primeros años y aquellas que ayudó a levantar con su productora Amblin. También
hay ecos de “Inteligencia Artificial” uno de sus últimos films más
reivindicables. Precisamente, el propio Spielberg está sufriendo en los últimos
años un claro declive en el calado dentro de los críticos y parte del público.
¿Querrá esto decir que estamos ante “la muerte de la magia en el cine”?
esperemos, por la cuenta que nos trae, que no sea así. O entonces, tendremos
que ser nosotros los que inventemos otro mundo al que emigrar. Un “mundo del
mañana” donde todo sea posible.
Resumiendo: con
el cínico House televisivo haciendo de Capitán Garfio, una niña-robot de
trasunta Campanilla y Clooney de ex “niño perdido” Peter Pan, la última apuesta
del realizador de “El gigante de hierro” es una cinta de aventuras para todos
los públicos con el sello distintivo Disney y un universo propio mimado hasta
el detalle, con claro sentido ochentero. Recomendado exclusivamente para todos
aquellos que no se han cansado de luchar por sus sueños.
Memorable:
recuperar ese sentido de la aventura como un viaje inesperado, de final
incierto pero de recompensa inimaginable. Eso, y que el protagonismo de
Clooney, principal figura del cartel, esté al servicio de la historia y no
supedite la misma.
Mejorable: sí es
cierto que podríamos criticar un ligero declive en el tramo final, con las
expectativas yendo de “más a menos”, aducidas quizás al hecho de que el famoso
“Tomorrowland” del título no deja de ser una excusa, en una especie de “coitus
interruptus” que te deja con ganas de más.
Parafraseando: el
hermano pequeño de Cassey le pregunta por qué están intentando desmantelar la
lanzadera de Cabo Cañaveral que da sustento a su padre: “Porque es difícil tener ideas… y
muy fácil rendirse” “Pero tú no te rendirás. ¿A qué no?” “Nunca”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario