Año: 1994. Título original: Interview with the
vampire: The vampire chronicles. Director: Neil Jordan (“Juego de
lágrimas”). Guión: Anne Rice, basado en su propia serie de novelas, la primera
publicada en 1976. Intérpretes: Tom Cruise (“Algunos hombres buenos”), Brad
Pitt (“Leyendas de pasión”), Christian Slater (“Broken Arrow”), Kirsten Dunst
(“Spiderman”), Stephen Rea (“Underworld Awekening”), Antonio Banderas (“Two
Much”), Thandie Newton (“Misión Imposible II”). Presupuesto: 60 millones de
dólares. Recaudación: 223 millones. Premios: fue nominada a dos Oscar (Diseño
de Producción y B.S.O) y a un Globo de Oro para Kirsten Dunst.
Franquicia: en
2002, se estrenó la adaptación de “La reina de los condenados”, que fusionaba
en una sola película, lo narrado en “El vampiro Lestat” (la segunda entrega de
la saga) y la mencionada “La reina…”. En esta nueva encarnación, Stuart
Townsend se metía en la piel de Lestat, si bien el resultado no puede compararse,
ni a nivel artístico ni económico, a la película que hoy reseñamos. Actualmente,
la autora de las novelas, Anne Rice, ha recuperado los derechos de las 12
entregas que componen la serie, y estaría trabajando junto a su hijo en el
desarrollo de una ficción televisiva, sin que todavía haya una cadena que haya
comprado el proyecto. La última aventura literaria, que llevaba a Lestat a las
ruinas de Atlantis, llegó a las librerías el pasado noviembre de 2016.
Sinopsis: un
periodista que se dedica a grabar los testimonios de desconocidos a los que
encuentra por la calle se topa una noche con Louis de Pointe du Lac, un vampiro
que le relata la historia de toda su vida, desde que despertó a las tinieblas
en 1791, cortesía de Lestat, un vampiro nacido en el viejo continente que tiene
un sentido de la humanidad mucho más desapegado que el propio Louis, quien se
resiste a matar. Así, Lestat convierte también a Claudia, una niña, para que
haga compañía a Louis y sean por fin una familia. Pero pronto, la propia
Claudia despertará un odio hacia su creador que podría acabar en sangrienta
tragedia.
Crítica: “Así que
quieres que te cuente la historia de mi vida”. Hoy en día, estamos bastante
cansados de los vampiros. Y de los hombres lobo. “Crepúsculo”, “True Blood”,
“Underworld”, “Las crónicas vampíricas”… hay una sobreexposición del monstruo,
la mayoría de las cuales son grandes producciones. Pero en los 90, Drácula y
sus imitadores estaban asociados con las antiguas películas de la factoría
Hammer, en subproductos de dudosa calidad. Tuvieron que llegar Coppola y Jordan
para estilizarlo, para darle un trasfondo, convirtiendo a las diabólicas
criaturas en protagonistas y, paradójicamente, sacarles su lado humano. Así
tenemos esta excelente “Entrevista con el vampiro” que cuenta con un diseño brutal
de Dante Ferretti y un plantel de actores que incluso hoy en día harían
palidecer a cualquiera. Especial atención a Cruise, jugando aquí con los
rumores sobre su orientación sexual, en una composición (inclusive de gestos,
con esas manos que salen a pasear) de lo más afeminada. También para nuestro
Banderas, que acababa de desembarcar en los States y la niña Dunst, que
irrumpió en el mundo del cine por la puerta grande emulando a Shirley Temple
con sus ricitos y consiguió no convertirse en uno de esos niños prodigio caídos
en desgracia.
Resumiendo: una
de las mejores películas de todos los tiempos dentro del subgénero vampírico,
que también se puede disfrutar aunque no te gusten los colmillos. El terror, el
romanticismo y la atracción sexual comúnmente asociada al género, sublimada a
su máximo exponente. Que se lo digan a la Dunst, convertida en la niña más
odiada del mundo: los dos primeros besos de su vida se los dieron Tom Cruise y
Brad Pitt. A día de hoy… todavía no se ha decidido por quién le gustó más. “Claudia,
has sido una niña muy mala. Y muy desobediente”.
Curiosidades: el
primero en utilizar el mito del vampirismo fue Bram Stoker en su conocida
novela “Drácula”. Rice, como todos los que han querido utilizar a los
chupasangres, se inspiró para su aclamada novela, dándole una vuelta de tuerca
y profundizando en su lado más romántico y barroco. Tal fue el éxito de sus
“Crónicas Vampíricas” que en 1992 el cine decidió sacar tajada con el “Drácula”
de Francis Ford Coppola, que en 1992 reventó las taquillas de todo el mundo y
fue nominada a 4 Oscars. Lo gracioso es que dicha versión tenía más puntos en
común con la obra de Rice con la del propio Stoker, así que la novelista
decidió tomar venganza adaptando en guión su propio libro y con un diálogo
donde los protagonistas se refieren a Bram Stoker (sin mencionarle directamente)
y uno lo califica como “un irlandés borracho”.
Memorable: la
pantomima teatral del Teatro de los Vampiros, donde unos ingenuos parisinos
creen estar viendo una función cuando realmente están asistiendo a un auténtico
banquete de los “No Muertos”. Curiosamente, no es una invención de Rice. La mezcla
de teatro y circo con el terror sigue triunfando incluso en nuestros días. Y es
que en el fondo… nos encanta que nos den un buen susto.
Mejorable siempre
tendremos el eterno debate, con algún gafapasta que dirá “El libro es mucho
mejor” (afirmación que suele ser en parte cierta… pero también de auténticos
tostones se han hecho grandes películas, y si no que se lo digan a “El padrino”
de Mario Puzo). En este caso, tanto la novela como la película son buenas.
Parafraseando: en
éste SPOILER que imagino que ya no fastidiará a nadie, Pitt termina de contar
su historia y, lejos de lo que era su intención, el periodista al que encarna
Slater le pide que le convierta. Cuando el vampiro se pone serio, Slater sale
corriendo pero… ¿quién le encuentra al ritmo del “Shympathy for the devil” de
los Rolling Stones? Él mismo lo dice: “Supongo que no necesito presentación”.
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