Año: 2015.
Producción: Amblin Entertainment. Director: Colin Trevorrow (“Seguridad no
garantizada”). Intérpretes: Chris Pratt (“Passengers”… ver crítica), Bryce
Dallas Howard (“El bosque”… ver crítica), Judy Greer (“Ant Man”... ver crítica), Lauren Lankus
(“Are You Here”), Jake Johnson (“Vamos de polis”), Vincent D´Onofrio (el
Kinping del “Daredevil” de Netflix), Nick Robinson (“The Kings of Summer”),
Omar Sy (“Intocable”),, Irfan Khan (“Inferno”… ver crítica) . Presupuesto: 150
millones de dólares. Recaudación: en su primer fin de semana, ha logrado más de
511 millones de dólares en todo el mundo. De ellos, más de 200 en su país de
origen, lo que la sitúan como el segundo mejor estreno de la historia por
detrás de “Los Vengadores”, y haciendo que Universal bata récords al superar
los 2000 millones de facturación global en tan sólo medio año, algo que ningún
otro estudio había conseguido hasta la fecha. Terminó con 1670 millones
recaudados en todo el mundo, lo que la convierten en la cuarta más taquillera
de todos los tiempos.
Franquicia: basadas
en la novela homónima de Michael Crichton publicada en 1990, la franquicia
hasta la fecha se compone de una trilogía anterior: “Parque Jurásico” (1993), “El
mundo perdido” (1997) y “Jurassic Park III” (2001), siendo las dos primeras
dirigidas por Steven Spielberg y la tercera por Joe Johnston. La cuarta entrega
estaba inicialmente pensada para su salida en 2005, pero se retrasó durante una
década por problemas con el guión. Actualmente, Universal Pictures ha fechado
la secuela de la que nos ocupa para el 5 de junio del próximo 2018, siendo el
responsable de ponerse tras las cámaras el español J.A. Bayona, responsable de “El
orfanato”, “Lo imposible” o “Un monstruo viene a verme” (ver crítica).
Sinopsis: 22 años
después, el sueño de John Hammond se ha hecho realidad y “Jurassic World” es un
parque temático de éxito que recibe cada día a veinte mil espectadores. Sin
embargo, mantener el interés en lo que no deja de ser una especie de zoo
elitista obliga al grupo de accionistas comandados por independiente Claire
Dearing a crear de la nada una nueva especie de dinosaurio que parte
directamente de la experimentación genética. El bautizado como “Indominus Rex” es
más grande, inteligente y peligroso que ninguna otra especie de la isla. Y
quizás… también suponga la destrucción de la misma. Sólo el ex marine Owen
Grady, el “domador” de los velociraptores, podrá impedir una masacre a gran
escala.
Crítica: “La
clave para ser feliz es aceptar que uno nunca tiene el control”. Cuando en su
día se quiso continuar con “Tiburón”, Spielberg se desentendió del tema
consciente de que todas las películas que se pudieran hacer sobre el escualo ya
las había hecho en un solo largometraje, y lo que viniese después no iba a
dejar de ser una repetición de lo mismo. Posteriormente, en “El mundo perdido”
le pasó algo parecido y quiso ir un paso más allá, llevando al T-Rex a las
calles de Nueva York, para sacar a los reptiles de la isla, en una jugada que
no le salió del todo bien. Consciente de ello, Trevorrow elabora lo que no es
sino un “remake” convencional pero disfrazado de “reboot” (ojo al juego de
palabras), de una cinta original que, por cierto, no lo necesitaba, pero añade
además un nuevo factor sorprendente de cara a que la franquicia pueda tener un
futuro más allá de esta entrega, en una pirueta imposible que sólo el tiempo
nos podrá decir si fue acertada o no. Y es que, decir que el nuevo film te
obliga a un ejercicio de suspensión de la credibilidad mayúsculo resulta casi
absurdo teniendo en cuenta que vamos a ver un producto que parte de la base de
que clonar especies extinguidas hace millones de años es una realidad aceptada
por todos. Pero precisamente por esto, porque los dinosaurios no son ya una
novedad por sí solos (que establece un curioso paraelismo con la trama
intrínseca del guión), convertir al “Indominus Rex” en una especie de
“psycho-killer”, y a los velociraptores en los “héroes” de la función a los que
sólo les falta hablar para ser humanos… es quizás pedir demasiado. Lo que
tenemos pues es una suerte de “El origen del planeta de los dinosaurios” que
depende mucho de la complicidad con el espectador para ser tomada mínimamente
en serio (insisto: partiendo de la premisa y el género en que se enclava),
aunque para ser justos, si todo esto se consigue, pasaremos un rato de lo más
agradable con una propuesta que mezcla sabiamente la aventura, el terror, la
ciencia ficción, el humor y el gore en un exquisito cóctel de palomitas cómo
sólo los mejores blockbusters pueden lograr. No podemos decir, lógicamente, que
sea mejor que la cinta original de 1993, pero como tampoco lo pretende, hasta
esos guiños para con la película primigenia le quedan bien a esta entrega, que
ahora sí, se ratifica como la mejor secuela de toda la (hasta la fecha)
tetralogía surgida previamente de la pluma del desaparecido Michael Crichton.
Ya sólo por esa brutal secuencia de la muerte de una mujer, atrapada por un
pterodáctilo primero y víctima del masasarius después… merece la pena pagar el
precio de la entrada.
Resumiendo: tanto
Universal como el director de “Jurassic World” tomaron buena nota del gran
éxito que fue “Guardianes de la Galaxia”, una superproducción que nunca se
tomaba muy en serio a sí misma para poder facturar un “simple” vehículo de pura
diversión sin pretensiones. Para emularla, nada mejor que “pescar” a un Chris
Pratt que hace nuevamente de “Starlord” (reivindicándose además como el único
capaz de recogerle el testigo a Ford como nuevo Indiana) y llenando la pantalla
de más criaturas generadas por ordenador para llegar a ese viejo teorema de
“más es más”. Todos los que en su día disfrutaron del primer “Parque Jurásico”
tendrán aquí un digno sucesor. Los que nunca la vieron (por falta de interés o
porque no habían nacido) pensarán que están asistiendo al espectáculo más
maravilloso del mundo.
Memorable: ese
“besus interruptus” de dos de los secundarios de la función en uno de los
momentos de mayor tensión, es lo más descacharrante que hemos visto últimamente
en pantalla. Eso, junto al diálogo de los chavales que no quieren quedarse
solos… ni con su tía, son pinceladas de humor muy bien logradas.
Mejorable: para
compensar lo dicho anteriormente, el film sí que tiene un “beso de película”
innecesario que se produce, además, mientras alrededor de la pareja
protagonista todo el mundo muere sin que parezca importar.
Curiosidades: tal
y como suele ocurrir en este tipo de proyectos, hubo otros actores que se
postularon para el papel que finalmente consiguió Chris Pratt. Entre ellos
estaban Henry Cavill, Armie Hammer (curiosamente, ambos protagonistas de “Operación
U.N.C.L.E.” o Jason Statham (quien, curiosamente también, ahora se está
quitando la espinita rodando una cinta donde se enfrentará a un Megalodón
prehistórico. Por otro lado, entre los numerosos guiones que se escribieron
durante los últimos diez años, había varios que llevaban a la práctica lo
abocetado en este film, con los dinosaurios siendo “empleados” por el gobierno
o empresas privadas para trabajos de riesgo como rescates de personas en zonas
peligrosas o como meros soldados en contiendas bélicas. Opciones, no obstante,
que no están descartadas de cara a las secuelas.
Parafraseando: el
nuevo propietario del parque recrimina al ingeniero jefe la creación de una
criatura tan letal como el “Indominus”, a lo que éste replica que sólo se
limitó a cumplir sus órdenes: “¡Yo nunca le pedí un monstruo!” “Un
“monstruo” es un término muy relativo. Para un canario, un gato será un
“monstruo”. Estamos demasiado acostumbrados a ser gatos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario