Información general:
reseña de “The Pinkprint”, tercer álbum de estudio de la rapera Nicki Minai,
lanzado al mercado por Young Money y Cash Records en noviembre de 2014 con
producciones de Birdman o Lil Wayne, entre otros. Con colaboraciones de Drake,
Chris Brown, Beyonce, Ariana Grande o Skylar Grey, entre otros, debutó en el
pusto 2 de la lista Billboard. Hasta la fecha, se han extraído los singles
“Pills n Potions”, “Anaconda”, “Only”, “Bed of Lies” y “Truffle Buffer”. El
videoclip de Anaconda batió el récord de visitas en YouTube en tan sólo 24
horas, al llegar casi hasta los 20 millones de reproducciones.
Crítica: en 2001,
Jay Z lanzaba su sexto álbum de estudio, titulado “The Blueprint”, donde
utilizaba el micrófono como si fuese el diván de un psiquiatra para erigirse
como el mejor rapero de su tiempo y marcar el estándar de calidad al que el
resto debían aspirar. Quizás ese sea el principal problema de “The Pinkprint”,
las altas expectativas que la propia Nicki se puso (todo ello, recalcando que
es su tercer trabajo, mientras que el de Jay Z era el sexto). Cuando juegas a
ser “la mejor”, no te queda otra que demostrarlo; y más cuando el mismo año se
ha publicado otra joyita como “Yeezus” (que insisto, por tercera vez: tampoco
es el tercer trabajo de Kanye West, ya lleva unos cuantos más). De lo que no
hay ninguna duda es de que nos encontramos ante el mejor álbum de la de
Trinidad y Tobago (que por cierto, por fin hace un guiño a sus orígenes con
“Trini Dem Girls”, con pegadizo ritmo de bongos y flauta de Pan), el más
cohesionado de todos, donde sus distintas vertientes (la melosa, la estrella
pop, la diva rap y… “la choni”) fluyen con armonía hasta crear un sonido
homogéneo. A muchos les parece que el trabajo abusa de las baladas, pero no hay
nada de malo si estas son buenas, y “Grand Piano” te abre las entrañas con ese
desgarrador violín del final. A los que les gusten las atmósferas más oscuras
ya tienen, por ejemplo, “Shanghai”. Sin embargo, sí es cierto que conforme han
ido saliendo los singles, la mayoría han decepcionado, pues no funcionan igual
de bien por separado que como parte de un conjunto. En realidad, es un punto a
favor de la Minai, pues en otros trabajos hemos echado en cara lo mal que
estaba escogido el orden del tracklist (por norma general, los singles siempre
en los primeros puestos) mientras que en “The Pinkprint” se intercalan creando
una transición lógica entre medio-tiempos y temas bailongos, al tiempo que no
se te hace pesado la reiteración de “todos a la vez”. Más entendibles son críticas
hacia el contenido de las letras, donde del esperanzador comienzo de “All
Things Go” (donde habla del asesinato de su primo o de un aborto) pasamos a la
banalidad de costumbre, con temáticas que van desde el recurrente “soy la
mejor” hasta el siempre funcional “Me encanta follar”. Vamos… nada nuevo bajo
el sol. Y sí, no os preocupéis que voy a hablar de ella. De esa canción. La
canción. Antes decía que en “The Pinkprint” hay una canción para todo tipo de
público de la Minai. Pero para todos… ahí está “Anaconda”, pieza clave del
trabajo dedicado a endiosar aún más el trasero de la artista, con un ritmo
frenético y un verso sencillo pero efectivo: “Me dijo que no le gustan las
huesudas. Prefiere tener algo de donde agarrar”. La historia de la música está
llena de álbumes que pasan a la posteridad por una única canción que eclipsa
todas las demás. Es el caso de (por mencionar sólo un par de ejemplos y no
alejarnos del hip hop), el “Hey ya” del “Speakerboxx(The love below” de los
Outkast o el “Crazy in love” del álbum debut de Beyonce. “Anaconda” es el “Hey
Ya” de “The Pinkprint”. Y ya sólo por eso, merece la pena escucharlo. Eso sí…
mucho mejor en su conjunto.
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