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jueves, 6 de abril de 2017

Crítica de "RoboCop" (2014)


Año: 2014. director: José Padiha (“Tropa de élite”). Remake: del film homónimo de 1987 dirigido por Paul Verhoeven. Intérpretes: Joel Kinnaman (“Suicide Squad”… ver crítica), Gary Oldman (“Dracula”), Michael Keaton (“Birdman”), Samuel L. Jackson (“Pulp Fiction”), Abbie Comish (“Sucker Punch”), Jackie Haley (“Pesadilla en Elm Street”), Michael K. Williams (“12 años de esclavitud”). Presupuesto: 100 millones de dólares. Recaudación: 242 millones.


Franquicia: a la cinta original de 1987 le siguieron dos secuelas en 1990 y 1993, así como diverso material derivado, e inspirando a otras cintas como… emm… ah… “GnomoCop” (sigh). Como curiosidad, destacar que en cómics y videojuegos se le ha llegado a enfrentar contra “Terminator”, si bien es una opción que nunca se ha planteado a nivel cinematográfico. De este remake de 2014 también se espera una secuela anunciada al año siguiente, sin que de momento haya habido más movimientos en este sentido, y muchos la dan ya por cancelada.


Sinopsis: en un futuro más o menos cercano, la sociedad norteamericana se divide ante la posibilidad de sustituir a los policías por un ejército de robots que podrían ser más efectivos… pero al tiempo, también podrían carecer de los sentimientos, empatía y clemencia que son, in fact, lo que nos convierte en humanos. La oportunidad de darle un lavado de cara a estos fríos hombres de hojalata llega cuando el agente Álex Murphy es asesinado brutalmente y se decide convertirlo en un cyborg, con lo que tendrá lo mejor de ambos policías: el humano y la máquina.


Crítica: el mundo del cine ha cambiado mucho en muy poco tiempo y uno no sabe cuánto más lo hará en el futuro. Tampoco salimos de dudas si nos preguntamos si esos cambios han sido para bien o para mal. A finales de los ochenta, un Frank Miller en plenitud de facultades se ofrecía a escribir el guión de “RoboCop 2” pensando que sería su única oportunidad de ver algo escrito en pantalla grande. Ahora, en plena era de la moda superheróica, curiosamente casi todas las grandes obras del autor han sido llevadas al cine y adaptaciones como “Daredevil” o el último “Batman” han bebido de sus clásicos “Born Again” y “Año Uno”. Y así, el remake de “RoboCop” tira de Batman(Keaton, el comisario Gordon(Oldman o Nick Furia/Jackson para darle algo de empaque a su propuesta. Ironías de la vida. ¿Era necesario? Visto lo visto… sí, aunque ni siquiera ellos pueden salvar los muebles de una cinta desastrosa, aburrida, plana y carente de las reflexiones con las que Verhoeven salpicó el film original y que aquí suenan tan artificiales como los efectos especiales que ni siquiera en eso consiguen superar al de 1987. ¿Qué es “eso nuevo” que (suponemos) los responsables de esta nueva versión querían ofrecer a RoboCop? El metraje se alarga en exceso intentando profundizar algo más en el lado humano del personaje, derivando en un tostón de libro que, en su antecesora, los guionistas resolvían a la perfección con el único y entrañable guiño de que Murphy, tras su transformación, siguiera enfundando su arma reglamentaria igual que el protagonista de la serie favorita de su hijo (detalle que, por supuesto, aquí se ha suprimido, porque entonces ya estaríamos hablando de plagio). Y una vez más, como este nuevo “RoboCop” se desenvuelve por los cauces del mencionado género de superhéroes, tenemos que remitirnos al fallo capital en el que suelen caer las malas aportaciones a dicho género: el héroe será tan grande… como lo sea su némesis. Aquí, el causante del drama personal de Murphy carece de desarrollo alguno y se limita a un par de escenas donde en ningún caso se muestra como una amenaza real para el protagonista del título. Y entonces… ¡oh, nadie se lo esperaba!... el guión cambia para que otro personaje se revele como el auténtico malo de la función. Y el resultado es el mismo, con un desenlace de lo más infantil, convencional y anticlimático. Vamos, a la altura del resto de la película.


Resumiendo: el “RoboCop” original, tras una mítica primera entrega, se convritió en una penosa franquicia de secuelas (a cada cual peor), series de imagen real y dibujos animados, videojuegos y cómics que, tratando de sacarle el mayor partido posible al icono, estuvieron a punto de destruirlo. Pero todo ello… partiendo de una buena entrega inicial. A saber lo que puede salir de un remake tan penoso y banal como el que tenemos aquí.


Memorable: la secuencia inicial, con los droides pacificando una zona de guerra y siendo asaltados por terroristas. Lo mejor de la película… y ni siquiera se ve en su totalidad. Si bien, decir que esto es “memorable” sea una etiqueta demasiado grande. Digamos que lo mejor de esta nueva cinta es que te dan ganas de volver a desempolvar la original y echarle un nuevo vistazo para quitarte el mal sabor de boca.


Mejorable: lo mínimo que se le puede exigir a un film de estas características es que tenga unas escenas de acción potentes. Aquí, queda claro que los cien millones de presupuesto (que se dice pronto) debe haber ido a parar al caché de los secundarios.


Curiosidades: en desarrollo desde 2005, la idea original era que Darren Aronofsky (“Cisne negro”, “Réquiem por un sueño”) fuese el director, y una gran estrella como protagonista, tanteándose a Tom Cruise, Johnny Depp, Keanu Reeves, Michael Fassbender o Russell Crowe, sin que ninguno de ellos aceptase el papel. Edward Norton o Hugh Laurie (el “House” de la serie homónima) también estuvieron involucrados en papeles secundarios, pero en algún momento salieron del proyecto. El director Fernando Meirelles (autor de la magnífica “Ciudad de Dios”) realizó unas declaraciones antes del estreno afirmando que Padiha le llamó por teléfono para decirle que el rodaje estaba siendo un infierno, con muchas injerencias por parte del estudio, y que de cada diez ideas que tenía, nueve eran rechazadas sistemáticamente.



Parafraseando: la cinta es tan mala que uno se pregunta por qué no la llamaron de otra forma y dejaron al film original seguir durmiendo tranquilo. En lo único que realmente se le parece es en utilizar (eso sí, al final) la mítica frase de: “Vivo o muerto… vendrás conmigo”.

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