Información general:
reseña de “Hollywood (A STORY of a Dozen Roses)”, quinto álbum de estudio del
cantante y actor Jamie Foxx, publicado en mayo de 2015 por RCA Records. El LP
consta de 15 pistas producidas por multitud de productores, incluyendo a Pharrell
Williams, y colaboraciones vocales de Chris Brown, Wale, Fabolous o Kid Jok.
Debutó en el puesto número 10 de la lista Billobard con 31.000 copias vendidas
en su primera semana y, hasta la fecha, solamente se ha extraído (con su
videoclip) el single “Youn Change Me”.
Crítica: a sus 47
tacos, y cinco años después de su último álbum, Foxx regresa a la industria de
la música sin nada que demostrar, a pesar de lo que digan quienes le criticaron
su interpretación del himno nacional antes del combate entre los púgiles Floyd
Mayweather y Manny Pacquiao. Habrá quien no lo sepa, pero antes de que “Ray”
(2004, Taylor Hackford) demostrasen al mundo su don con las cuerdas vocales,
amén de procurarle su único Oscar hasta la fecha, el actor ya había sacado al
mercado su primer disco, que pasó sin pena ni gloria por tanto en cuanto era
una producción de r&b convencional, elegante pero sin nada que destacar
realmente. La citada película, el “juego” que le propuso Kanye West de seguir
haciendo de Ray Charles en “Gold Digger”, la posterior “Dreamgirls” le
permitieron seguir ahondando periódicamente en esta faceta de su carrera con
más repercusión, incluyendo algún aislado éxito como el “Blame It” junto a
T-Pain, y la consecución de 2 Grammy, que no está nada mal para alguien que,
esencialmente, es conocido por su labor ante la cámara. Sin embargo, que ahora
pueda codearse con gente de mayor talento en lo que a ritmos se refiere no
quiere decir que su estilo haya cambiado, y “Hollywood” lo demuestra. Donde
Foxx se siente cómodo realmente es en baladas clásicas del tipo “In love by
now”, donde con el único apoyo de un piano, se desnuda ante la audiencia y
confiesa que sus expectativas para estas alturas de la vida era estar casado,
un ejercicio de honestidad que son de lo mejor del trabajo. Pero
sorprendentemente, otros cortes del LP son un intento de música de club como el
“You change me” con Chris Brown, cantándole a aspirantes de Kim Kardashian que
sólo se acercaron a él por ser una estrella, en una mezcla que desconcierta un tanto
y que dan muestras de una acentuada crisis de la mediana edad, sin una línea
marcada que de homogenidad al trabajo, a lo que desde luego no ayuda la larga
lista de productores que meten mano al conjunto. No obstante, esto ayuda a
sacar a Foxx de su línea de confort, en temas como el “Tease” de Pharrell
Williams y sus inclasificables ritmos marca de la casa o el “Baby´s In Love” de
espíritu funk que parece sacado de aquellos buenos tiempos donde Michael
Jackson estaba vivo y era negro. En la atmosférica “Like a Drum”, otro de los
temas destacados, el cantante demuestra que su típico falsete sigue siendo
precioso, aunque se ve también de forma obvia que sabe demasiado bien cómo
utilizarlo. Y si hablamos de lo mejor, también toca hacerlo de lo peor: esa “Dozen
Roses” que también da título al trabajo y que, dividida incomprensiblemente en
tres partes (supongo que intentando darle cohesión al conjunto) son más un
estorbo que otra cosa. En resumen: luces y sombras en un trabajo que, como
señalaba al principio, no tiene ningún objetivo más allá de satisfacer el
capricho de su principal responsable. Y oye, mientras se lo pueda permitir…
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