Año: 1996. Director:
Robert Rodríguez (“Sin City”). Guión: Quentin Tarantino (“Malditos bastardos”).
Intérpretes: George Clooney (“ER/Urgencias”), Quentin Tarantino, Harvey Keitel
(“Malas calles”), Juliette Lewis (“Asesinos natos”), Salma Hayek (“Frida”), Cheech
Marín (“Machete”), Danny Trejo (“Desperado”). Presupuesto: 19 millones de
dólares. Recaudación: 25 millones.
Franquicia: la
película dio paso al film documental “Full Tilt Boogie” (1997), que seguía el
proceso de rodaje de la cinta original, y dos secuelas, “Texas Blood Money”
(1998) y “La hija del verdugo” (1999), amén de una serie de televisión emitida
desde 2014, y un videojuego. Ninguna de las continuaciones, sin embargo,
contaba ya ni con Tarantino ni Clooney, y sólo Rodríguez permanecía como
productor ejecutivo. Una cuarta película estuvo en desarrollo en 200, sin que
finalmente llegase a ver la luz.
Sinopsis: los
hermanos Seth y Richard Gecko han conseguido eludir a la justicia y se dirigen
a El Paso, más allá de la frontera mexicana, para disfrutar de su botín. Pero
para conseguir cruzar hasta México no tendrán más remedio que retener al pastor
Jacob Fuller y sus dos hijos. El particular grupo llega hasta “Teta Enroscada”
(“Titty Twisted”), un tugurio de mala muerte en mitad del desierto que, sin
ellos saberlo, es un nido de vampiresas.
Entre amigos:
desde que se conocieron cuando ambos presentaban en los festivales sus
respectivos debuts, Rodríguez y Tarantino se hicieron amigos hasta el punto de
que años después rodaron el proyecto conjunto “Grindhouse”. Tarantino se pasó
todo el rodaje metiéndose con Clooney, quien previamente había rechazado uno de
los papeles principales de “Reservoir Dogs”. En dicho film, ejercía de cabeza
de cartel y productor ejecutivo Harvey Keitel, que aquí repite, en este caso
como sacerdote renegado. Lewis, por su parte, fue protagonista de los “Asesinos
natos” de Oliver Stone, uno de los primeros guiones de Tarantino. Por último,
tanto Hayek como Trejo y Marín son habituales de la firlmografía del realizador
chicano. Igualmente, el ranger de Texas Earl McGray, al que interpreta Michael
Parks, repite en varias películas de ambos directores. La película entera está
llena de guiños cinéfilos auto.referenciales.
Crítica: “¿Qué es
esto?” “Se llama puñetazo”. Rodríguez, en realidad, siempre quiso ser un
realizador de serie B o Z. idolatraba al John Carpenter de “Asalto a la
comisaría del distrito 13” o “Rescate en Nueva York” y quizás el éxito de su
película casera, “El mariachi”, elevó demasiado las expectativas de las
“majors” de Hollywood. Consciente de ello, de que su segunda película podía
hacerle caer de un golpetazo desde el pedestal al que le habían subido, se
apresuró a comprometerse en varios proyectos que incluían la secuela
“Desperado”, un episodio de la película a cuatro manos “Four Rooms” y la que
hoy nos ocupa. Ésta “From Dusk Till Down”, aunque muchos no lo saben, fue una
petición expresa de la empresa que realizó los efectos visuales, ya que querían
darse a conocer en Hollywood. Tarantino les escribió el guión y Rodríguez dijo:
“¿Por qué no?”. De ahí viene la parte más criticada del film, que parece
romperse (y caer en la casquería más vulgar) en su tramo final, que venía
impusto por contrato. Pero “Abierto hasta el amanecer” es una película
lapidaria que se ha convertido en objeto de culto con el paso de los años,
desde el tatuaje tribal de Clooney hasta el baile erótico con la boa que tanto
han repetido las strippers de todo el mundo. Prueba, además, de la energía con
la que desembarcaron Rodríguez & Tarantino, con ese demoledor prólogo marca
de la casa y el travelling posterior con el coche en movimiento con una imagen
insertada donde descubrimos a la cajera de supermercado metida en el maletero.
Todo ello, con un Clooney en plan estrella, jugándosela con este regreso al
cine tras haber protagonizado algunos bodrios en su juventud, previos a su
éxito televisivo. Para otro día dejaremos el análisis de la productora
Dimension Films, que sobre todo durante los noventa, se especializó en
subproductos que dieron más de un braguetazo en la taquilla. “Bienvenido a la
esclavitud” “No, gracias… Ya he estado casado”.
Resumiendo: en el
largo tiempo que transcurrió entre la realización de “Jackie Brown” y “Kill
Bill”, Tarantino se dedicó a ver muchas películas de todas las partes del mundo,
engancharse a series de televisión y escribir distintos borradores. Él justificaba
su inactividad aduciendo que quería “mantenerse fresco” y que cada película
fuese realmente un acontecimiento. Una frescura que muchos se atrevieron a
decir que había perdido tras el visionado de la mencionada adaptación de la
novela de Elmore Leonard. ¡Qué ilusos! “Abierto hasta el manecer”, no obstante,
se encuentra dentro de sus primeros trabajos como profesional en Hollywood y habla
mucho de esa “frescura” a la que hace alusión el cineasta: está llena de
momentos brillantes, originales, contundentes… y también algo inmaduros, por
qué no decirlo. Sin ser “perfecta”, hoy en día es una cinta de culto
imperecedera. Que ya es decir.
Memorable: una
banda sonora con temas sensuales y contundentes. Lo del grupo Tito &
Tarántula convertidos en vampiros y tocando una guitarra fabricada con un
cuerpo humano… muy friki.
Mejorable: ¿qué
más se recuerda de esta película que todavía no se haya mencionado? En efecto,
el monólogo de Cheech sobre los tipos de chochos que podrán encontrarse en el
local. Eso, y algunos diálogos un tanto racistas sobre los retrasados mentales
o los asiáticos.
Parafraseando:
huérfana de toda su familia, al final de la aventura Kate pregunta a Seth si
puede acompañarle hasta El Paso. Éste se niega, rotundo, soltando uno de esos
chascarrillos que te hacen pasar a la historia del cine y convierten a tu
personaje en un icono: “Puede que sea un cabrón… pero no soy un puto
cabrón”.
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