Año: 2012. Escrita y
dirigida por: Christopher McQuarrie (ganador del Oscar por el guión de
“Sospechosos Habituales”). Basada en: la novela de 2005, “One Shot”, de Lee
Child. Intérpretes: Tom Cruise (Ethan
Hunt en “Misión Imposible”), Rosamund Pike (nominada al Oscar por “Perdida”…
ver crítica), Richard Jenkins (nominado por “El visitante”9, Werner Herzog
(también director, por ejemplo del documental “Grizzly Man”), David Oyelowo
(“Selma”),Jai Courtney (Kyle Reese en “Terminator: Génesis” y el Capitán
Boomerang de “Suicide Squad”), Robert Duvall (ganador del Oscar y 7 veces
nominado, conocido por películas como la trilogía de “El Padrino”).
Presupuesto: 60 millones de dólares. Recaudación: 218 millones.
Intérpretes: cinco
personas son asesinadas de forma aleatoria por un francotirador, al que pronto
se le pone cara y nombre: James Barr, un veterano de la guerra de Afganistán.
Tras ser detenido, el sospechoso se niega a declarar y tan sólo pide que se
llame a un tal Jack Reacher, quien es poco menos que un fantasma del que no
existen casi registros. Cuando el tal Recaher hace acto de presencia, todos
piensan que acude en calidad de testigo o abogado defensor, pero en realidad es
un policía militar que está convencido de la culpabilidad de Barr, por un acto
similar que éste cometió en el pasado. Sin embargo, la abogada defensora
convence a Reacher de que se convierta en su investigador y vea las pruebas
desde otra perspectiva, lo que irá descartando invariablemente la condición de
culpable de Barr.
Crítica: “Bueno,
nadie ha dicho “puta”. Ella dedujo “fulana” y yo en realidad quería decir
“zorra””. Es el puto amo. Puede eliminar a cinco tíos sin despeinarse, todas
las mujeres quieren acostarse con él… y no necesita bolígrafos. Podría estar
hablando de Tom Cruise, pero en realidad la descripción remite a Jack Reacher,
aunque… tanto monta, que monta tanto. Antes de empezar la reseña como tal, debo
confesar que Cruise es uno de mis ídolos cinematográficos. Sé que no es el
mejor actor del mundo, y también estoy al tanto de todos sus escándalos con el
rollo de la Cienciología y las cíclicas acusaciones de ser homosexual (que a
mí, por otro lado, me la trae al pairo). Y desde luego, considero que lo que
hizo a Nicole Kidman fue una putada sin cortapisas. Pero nadie puede
cuestionarme que, como estrella de Hollywood, es la más rutilante del
firmamento y la que realmente actúa como tal. Puede que cada uno de sus
proyectos te interesen en mayor o menos medida, que hayas acabado renegando de
la saga “Misión Imposible” (que va “a más” a cada entrega, por cierto) o que te
sature el hecho de que prácticamente perpetúe el mismo personaje en cada una de
sus películas. Lo puedes hacer, insisto. Pero no cabe duda que cada estreno
suscita interés, puesto que sabe rodearse de la mejor gente de la industria,
las cuales no tienen ningún impedimento en ponerse a su disposición y rendirle
pleitesía. Por algo será. Un ejemplo perfecto de todo ello lo encontramos en
esta película, cuajada de frases lapidarios y momentos muy “fuckers” que
suscitarían la vergüenza ajena del respetable de no ser porque los propios
implicados en el asunto te hacen ser partícipes de la broma. Es imposible
imaginar “Jack Reacher” interpretada por otro actor, puesto que Cruise no sólo
asume su condición de “principal reclamo” con un talante que muchos otros
serían incapaces de aguantar, sino que literalmente se echa el peso de la
historia a sus espaldas, convirtiendo en una “pasada” lo que de cualquier otro
habría sido una “payasada”.
Resumiendo: lo
que tenemos es un thriller muy setentero con un personaje al estilo Charles
Bronson que no le importa tomarse la justicia por su mano, pero que huye de las
sombras de los dramas trascendentales para marcar las tintas en los aspectos
más “cool” de la propuesta, presentando a un protagonista que se eleva a
categoría de icono desde su primera aparición en pantalla, y con un villano a
la altura que infunde pavor sin necesidad de tener que mancharse directamente
las manos con su adversario. Además, no falta la “chica guapa” que sirve más
como florero que como otra cosa, habitual en este tipo de producciones, pero
que al menos no se convierte aquí en distracción romántica del héroe. En
definitiva, la sensación que el director imprime en los primeros compases del
film, con ese prólogo contado casi exclusivamente a base de planos detalle, es
de estar mostrándonos los mecanismos de un artefacto que funciona con la
precisión de un reloj suizo. Y en efecto, “Jack Reacher” lo es. Es una máquina
de entretenimiento. Ni más ni menos.
Memorable: la
persecución en coche, que el propio Tom Cruise grabó sin necesidad de
especialistas. Convenientemente, McQuarrie hace hincapié en ello mostrando un
seguimiento secuencial del auto que maneja la estrella, lo que de paso da una
perspectiva novedosa a este tipo de escenas de acción. El final, con un grupo
de viandantes anónimos que se anteponen a la visión de la policía e incluso le
facilitan una gorra para que se camufle, es sencillamente colosal.
Mejorable: hay un
cierto tonillo misógino en algunas escenas y diálogos de la película, que
podrían pasar desapercibidos si no fuese porque me recuerdan bastante a la
primera escena de “Secuestro infernal” (“The way of the gun”), el primer
trabajo del realizador tras las cámaras, y que sumado a lo que aquí acontece
resultan un tanto mosqueantes. ¿Le rompieron el corazón en su adolescencia y no
lo ha superado?
Parafraseando: a
pesar de las descacharrantes líneas de diálogo del protagonista, me quedo con
el soliloquio del detective que lleva el caso cuando intenta que Barr firme una
declaración de culpabilidad: “Es la vida o la muerte, James. Quiero
decir… que te va a caer la una o la otra. Éste es el fiscal del distrito. ¿Y
sabes qué duda tiene? Si caminarás como un hombre o llorarás como un marica en
el corredor de la muerte. Al fiscal le gusta la aguja, pero yo prefiero que un
hombre como tú tenga una larga vida, hasta que pierdas los dientes… violado
hasta que no se distingan tus pedos de
tus bostezos”.
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