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lunes, 20 de febrero de 2017

SAM Y TWITCH: números 1 al 19 USA


Este septiembre, Planeta continúa con la recopilación de los archivos de Todd McFarlane Productions, que ya ha tenido como fruto tres hardcovers con los primeros episodios de Spawn, con el primer volumen de dos del Sam & Twitch de Brian Michael Bendis. En la línea de los recopilatorios originales publicados en Estados Unidos, la colección englobará en tan sólo dos tomos los 19 primeros números del título de Image Comics, publicados originariamente entre 1999 y 2003.
Esta serie resulta destacable por dos factores: el primero, que los guiones los firmaba un Bendis que, por fin, recibía un encargo en una de las grandes, poco antes de convertirse en el Rey Midas de Marvel, título merecido desde que iniciase la cabecera de Ultimate Spiderman; el segundo, que suponía un cambio de aires en lo que al universo de Spawn se refería, dónde las series que hasta entonces había tenido ligadas, se basaban en mayor o menor medida en el propio Spawn o sus encarnaciones pasadas o futuras (como “Hellspawn”). Esta cabecera, además, es posiblemente la precursora de “Gotham Central”, que se publicó en DC Comics entre 2002 y 2006, obra de Greg Rucka y Ed Brubaker (guiones) y Michael Lark (dibujos).

Los detectives de homicidios Sam Burke y
Maximiliam “Twitch” Williams fueron creados por Todd McFarlane en el primer número de Spawn, allá por 1992, y desde entonces se convirtieron en secundarios regulares de la serie, afectándoles de forma tangencial incluso la misma resurrección de Al Simmons. Tanto fue así que incluso salieron en la película de Spawn, en la escena en que Jason Wynn (Martin Sheen) es arrestado al final.
En principio, eran casi un remedo del gordo y el flaco, sin demasiada personalidad dado que su propio guionista no era demasiado bueno caracterizando personajes. Burke era la “fuerza bruta” de la pareja, que a menudo debía defender a su compañero del acoso de otros agentes del cuerpo, y a pesar de su rudeza, tenía una fuerte convicción de hacer justicia. “Twitch”, por su parte, procedía de una familia de hombres al servicio de la ley, y sin duda era el cerebro de la dupla, además de un tirador consumado.



Su importancia en la trama fue creciendo hasta que, incluso, llegaron a tener un dossier con pruebas de la relación de su jefe en la policía, Banks, y Jason Wynn, el malo malvado maloso de Spawn. Debido a todo esto, acabaron alejados del cuerpo y formando su propia agencia de detectives, lo que les costó la ruina y, a Twitch, que su mujer le echara de casa.
En esta tesitura nos los encontramos al inicio de su propia cabecera, en 1999, cuando se les dejaba volver al cuerpo a tiempo de resolver los misteriosos asesinatos perpetrados por la organización Udaku.
Desde el principio, Bendis se esfuerza por deshacer los estereotipos de ambos y nos los muestra parecidos, pero bastante más completos. Así, Bendis consigue que la relación entre ambos sea veraz y que haya una fuerte carga de amistad y dedicación en ella. Con sus habituales diálogos, las conversaciones entre ambos se vuelven normales y cotidianas, con giros de lenguaje y reacciones de lo más logradas, forma que utiliza también con el resto de los secundarios, desde sus compañeros policías a la forense que les ayuda en ciertos casos.

Por supuesto, las tramas son escabrosas, pues así es la marca de la casay hay que respetarla, pero el clima alrededor de esta serie es más de cine negro, más tipo Canción Triste de Hill Street, y menos Spawn, del que se libra en una sola página del primer número para no volverle a sacar más, de modo que el dúo protagonista se defiende sólo, sin el personaje principal de la franquicia.
El dibujo, en inicio, estuvo mediado también por la estética de Spawn, siendo el primer dibujante Angel Medina, que en esta serie ya muta directamente en un remedo deforme de McFarlane, consiguiendo al final de su paso por la misma el premio de dibujar al mismo engendro en su serie regular. Más allá de él, no destaca ningún otro hasta la llegada de Alex Maleev, que cierra la estancia de Bendis como guionista y se queda hasta el mismo final de la serie. Con Maleev, los diálogos y situaciones de Bendis aún se vuelven más cotidianos, incluso retando al propio McFarlane a escribir a los Bendis cuando este se marcha, en el arco argumental que engloba los números 20 a 26 y que clausuraron la serie.
¿Los motivos? Pues las fechas, sin ir más lejos. Pese a la puntualidad británica de Spawn, Sam & Twitch sufrió todo tipo de retrasos desde el primer episodio lo que, a la larga, hizo que muchos lectores la abandonaran. Una pena, porque es sin duda la mejor serie de la editorial y, además, supone un acercamiento asequible a un autor, Bendis, ahora tan mediatizado.

La recopilación de Planeta, tal cuál la americana, será en dos tomos, uno con los episodios 1 a 9 y otro con los 10 a 19, cubriendo así todo la estancia de Brian Michael Bendis al frente y obviando, igual que en USA, la última saga que, para que negarlo, resultaba larga y tortuosa.
Si queréis aprovechar, los episodios son buenos, sobretodo la saga que se recopila en el primer tomo, Udaku, que resulta apasionante y escalofriante, al mejor estilo de Seven o El Silencio de los Corderos, y tiene un final de los que dejan huella. En la historia, los dos agentes se verán envueltos en una lucha de poder entre la familia mafiosa Sangiacomo y el sindicato del crimen sudafricano “Udaku”, que está sembrando de miembros cercenados la ciudad de Nueva York.
Una pasada, vamos.

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