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miércoles, 1 de marzo de 2017

CAPTAIN COMMANDO: el arcade (1991)


Sí, amigos, más de 25 años desde que este arcade apareció en los salones recreativos, así que si conoces el juego debes estar ya en la treintena. ¡No somos nadie! Este beat em up de factura más clásica imposible fue el título número setenta producido por Capcom, y posteriormente se exportó a otras plataformas. El personaje principal, Capitán Comando, era un portavoz ficticio que la compañía usaba para dirigirse a los jugadores en las cajas y publicidades de sus primeros juegos. En muchos sentidos, tiene lazos de unión con “Final Fight”, pues la aventura se desarrolla en una futurista Metro City, escenario de aquel.

 Aparte del Capitán, otros tres personajes podían ser usados: Mack the knife (en clara referencia a la canción de Frank Sinatra, un tipo larguirucho y con pinta de momia que lleva dos cuchillos en las manos); Ginzu el ninja (sobra toda explicación al respecto) y Baby Head (el que más gustaba a la mayoría, un bebé subido en un robot, aunque también era el peor para jugar en velocidad y fuerza). Como decía al principio, el juego es un beat em up con scroll horizontal, dando de hostias a todo lo que se moviese, recoger comida que aumentaba la barra de vida, hacer lo propio con algunas armas (pistolas láser, metralletas, lanza-granadas) y enfrentarte a los típicos jefes finales. La particularidad en este caso es que podías subirte en ocasiones a una especie de exo-esqueleto (como el de Sigourney Weaver en “Aliens.El regreso”) que aumentaba tu capacidad para dar de leches.

Aparte de su animación típica de Capcom (en cuanto a caracterización y colores, del estilo “Cadillacs & Dinosaurs”) el juego se hizo muy popular porque era bastante sencillo (cosa que en un videojuego de consola te echa para atrás, pero cuando te cuesta 25 pesetas la partida se agradece). Los momentos más difíciles de superar eran cuando se juntaban muchos enemigos en la misma pantalla, pero lo cierto es que la mayoría de ellos se quedaba esperando a que le pegases. No hacían nada. Lo cual incluye a los jefes de final de fase, para los que ni siquiera había trucos que usar. Con “salto y patada” (cambiando la patada por “lanzallamas” en caso del Captain Commando) te podías pasar todos los niveles sin muchos “insert coin”.


 Además, la falta de coherencia narrativa daba lugar a enemigos de todo tipo, desde ninjas hasta trogloditas, pasando por aberraciones mutadas, tipas con mucha electricidad y malas pulgas, lanzadores de fuego, gigantonas… Vamos, de todo. En resumen: uno de esos juegos que toda una generación recuerda con nostalgia, y a los que todavía se les puede sacar alguna partida entretenida para pasar el rato. Ah, ya me siento como esos abuelitos que cogen el yo-yo o los viejos trenes de madera y se ponen a pensar en cómo han cambiado los tiempos. ¡Y tú tienes la culpa, Capitán Comando!

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