Año: 2017. Producida,
escrita y dirigida por: Paul WS Anderson (“Los tres mosqueteros 3D”). Basada
en: la saga de videojuegos homónima de Capcom. Intérpretes: Milla Jovovich (“El
quinto elemento”), Ali Larter (Clear Rivers en las dos primeras entregas de “Destino
final”), Shawn Roberts (“Diario de los muertos”), Ruby Rose (“xXx: Reactivado”…ver crítica), William Levy (“Retazos de vida”). Presupuesto: 40 millones de
dólares. Recaudacion: 293 millones.
Franquicia: es la
sexta entrega de la saga, tras “Resident Evil” (2002), “Resident Evil:
Apocalypsis” (2004), “Resident Evil: Extinction” (2007), “Resident Evil:
Afterlife” (2010), “Resident Evil: Retribution” (2012), que en total han
recaudado más de mil millones en la taquilla mundial. Todas ellas,
protagonizadas por Milla Jovovich, y cuatro de ellas dirigidas por su esposo,
Paul WS Anderson, que también ha sido director creativo, guionista o productor
de las otras dos.
Sinopsis: la
lucha final entre Alice y la Corporación Umbrella llega a su fin. La Reina
Roja, antaño quebradero de cabeza para nuestra protagonista, conmina ahora a
esta a que regrese donde la pesadilla comenzó, a La Colmena de Raccoon City,
lugar donde los directivos de la compañía planean llevar a cabo su acto final
contra los vestigios de la raza humana, devastada por el virus T que ellos
mismos liberaron, con el objetivo de diezman a la población y erigirse como
líderes de un nuevo planeta sin habitar. Así, a Alice le quedan 48 horas para
encontrar el antídoto del virus y acabar con todos los infectados con el virus…
o la extinción de toda la especie dará comienzo.
Crítica: ¿alguna
vez has estado completamente borracho, con la cabeza metida hasta el fondo en
el wáter, vomitando hasta la primera papilla que tomaste en tu vida,
suplicándole a un dios en el que no crees que acabe con tu sufrimiento… y
preguntándote cómo es posible que hayas llegado hasta ahí? Más o menos, eso es
lo que pasa con “El capítulo final” de esta saga. Imagino que para Anderson y
Jovovich, la justificación para ponerla en marcha fue el darle un final digno y
no dejar a los hipotéticos fans con la miel en los labios por los “cliffhangers”
con los que suelen terminar los films de la saga (¡oh, sorpresa! Ésta supuesta
última entrega también tiene lo que se podría considerar como un “continuará” a
pesar de todo). Pero bueno… gilipolleces. Lo único que explica es que a estas
alturas sigamos teniendo entregas de la franquicia en pantalla grande es que
ninguno de los dos nombres arriba apuntados tienen nada mejor que hacer más
allá de esta adaptación del videojuego homónimo… que hace mucho que no se
parece al susodicho, todo sea de paso. Una vez dejadas las cosas claras, queda
constatar si, cuanto menos, han tenido la dignidad de ofrecer un producto
meramente interesante. Y por fortuna, lo han hecho. O mejor… podríamos decir
que no es tan mala como todos pensábamos. Esta nueva “Resident Evil” se
disfraza un poco durante su primera mitad de un remedo de “Mad Max”, y
concatena una secuencia de acción detrás de otra, y de otra, y de otra… hasta
llegar a un tramo final donde por cojones no les queda otra que explicar un
poco qué es lo que está pasando de cara a encorsetar ese prometido broche a la
serie. Con esto, tenemos que desde el primer minuto vemos a la Jovovich
(bastante macizorra, por cierto, a pesar de haber dado a luz recientemente)
danzando por ahí en un entorno post-apocalíptico y cruzándose con algunos
personajes que no sabemos quiénes son ni nos importan, por tanto en cuanto su
único cometido es servir de carnaza más o menos inmediata, ya que no podemos
olvidar que ésta es una peli de zombis y alguien tiene que morir, porque si no…
¿a qué estamos jugando? Uséase, que durante dos tercios del film asistimos a un
carrusel de escenas de acción que, si bien carecen de cualquier emoción, toda
vez que no tenemos ningún tipo de empatía hacia los personajes, al menos
consiguen que el metraje sea fluido y disfrutable dentro de un perfil bajo. ¿El
resto? Pues comida para perros. Pero perros zombis, claro.
Concluyendo: me
parece de lo más acertado que hayamos tenido el estreno de las dos últimas
entregas de “Underworld” y “Resident Evil” casi al mismo tiempo. Ambas tienen
mucho en común. Ambas tienen a una chica guapa como protagonista, ambas están
repletas de acción sin mucho sentido… y ambas debieron terminar hace mucho
tiempo. De ambas, además, se recuerdan sus primeras entregas, mientras que el
resto están ahí, sabes que existen, puede que que incluso las hayas visionado…
pero no sabrías distinguir una de otra. No pasará lo mismo con “El capítulo
final”, ya que lógicamente podrás decir que te acuerdas de ella porque es la
última de la saga. Aunque ojito… el inesperado desempeño del film a nivel
internacional, sobre todo en China, donde se ha convertido en uno de los
mejores estrenos extranjeros de todos los tiempos… amenazan con hacer un “donde
dije “digo”, digo “Diego” y tener que vernos las caras en esta tesitura de aquí
a no mucho.
Memorable: en
otro parecido con la mencionada última entrega de “Underworld”, al principio se
hace un resumen de todo lo que ha pasado en la saga, completamente necesario
porque muchos llegamos a ella sin recordar apenas nada de las anteriores. Eso sí,
no explican cómo pasamos del final de la anterior al comienzo de ésta, pero… ¿a
alguien le importa? Los guiños con la primera entrega, por cierto, con el túnel
de rayos láser cortantes que en su día le “tomaron prestado” a la cinta de
culto “Cube”, también se agradecen.
Mejorable: las
secuencias donde la protagonista y el principal villano utilizan sus “poderes”
para prevenir y anticipar los movimientos de su adversario, es otra de esas
idean “prestadas”; en este caso, al “Sherlock Holmes” de Guy Ritchie. La lástima
es que es un recurso que se antoja como bastante cutre, incluso con un poco de vergüenza
ajena. O a lo mejor es que ya no tengo quince años y no me resulta tan “molón”.
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