El “Pequeño Wayne” es el mc que, hoy por hoy, está tocado
por la varita de los dioses del flow, al igual que en otros momentos de la
historia del hip hop lo estuvieron leyendas como Tupac o Notorious B.I.G (y ojo
a las comparaciones). Esto ha hecho que, a pesar de sus problemas con la
justicia, sea el artista de moda, solicitado por toda la industria musical,
desde Chris Brown a Jennifer López, pasando por Kelly Rowland o tantos otros.
Pero todo eso comenzó con “Tha Carter III”, su sexto album de estudio publicado
en 2008 por Cash Money Records. Ya antes de este trabajo, Wayne estaba
considerado como la jóven promesa del hip hop, pero hasta la fecha lo era en
círculos estrictamente raperos. “TC3″ (para abreviar) fue el álbum destinado al
gran público, con colaboraciones potentes de un ábanico amplio de artistas, no
estrictamente ceñidos al hip hop… pero tampoco sin venderse o traicionarse a sí
mismo. T Pain, Jay Z, Babyface, Robin Thicke… Y claro, con estos elementos,
estaba claro que éste era el disco que el público esperaba. Vendió más de un
millón de copias en su primera semana, se colocó como número uno y llegó hasta
los tres millones de copias a finales de ese mismo año, ganando un Grammy al
Mejor Disco de Rap y lanzando cuatro singles: “Lollipop”, “A Milli”, “Got
Money” y “Mrs Officer”. Musicalmente, el disco define muy bien el estilo de
Wayne, dividido entre temas más hardcore y otros que coquetean con el r&b o
incluso el pop. Es un trabajo maduro (no hay que olvidar que era su sexto disco
ya) pero a la vez sigue con ese flow risueño, juguetón e infantil (claramente
destacado en uno de los mejores temas: “Mr Carter”). Entre las bases hay
algunas sorpresas, como el sampler de “Dont let me be misunderstood” del grupo
Santa Esmeralda, incluido en la banda sonora de Kill Bill Vol. 1. Pero lo que
más destila el conjunto del trabajo, ya sea sobre un beat gangsta o unos
acordes melódicos de guitarra, es que Lil Wayne se comunica en hip hop. Para él
es su lenguaje, más allá del idioma. Le sale con una naturalidad que asombra;
en muchos momentos, parece totalmente improvisado, como si le hubieran abierto
el micro y hubiesen grabado lo primero que le surgía por la mente (que,
obviamente, no sería así). En fin, que si alguien quiere saber cómo empezó a
fraguarse la leyenda de uno de los mejores mc de la actualidad, sin duda “TC3″
es el mejor momento en su carrera para asomarse. No era el primero, y quizás
tampoco el mejor, pero sí el más ecléctico. Lil Wayne en estado puro. Ah, y por
si lo dudabas, “Lollipop” va sobre mamadas, sí. Pero luego en “Comfortable” se
muestra tan tierno diciéndole a su chica que la va a hacer sentir como Beyoncé,
que uno se pregunta cuál es su carácter real y cual es la pose que interpreta. O
quizás tenga una dualidad bastante acusada. ¿No la tenemos todos?
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